Para seguir con el tema...
1. Don Drummond murió joven y mucho antes que se inventara la cámara digital por lo que, habrán visto, todo el tiempo, en reediciones, compilados, biografías, se lo recuerda con una misma foto, esa en la que se rasca la cabeza como preocupado, levantando un poco el sombrero mientras lee lo que parece una partitura vaya a saber de qué clásico que estaría a punto de grabar.
Un amigo, Denis, dice que Drummond parece triste en esa foto. Otro amigo, Tadeu, es el tipo de persona que insiste en preguntarte si estás bien, si no estás preocupado por algo, si no estás triste, en cualquier situación, aunque te estés muriendo de risa. De ahí surgió el chiste: "¿Qué le dijo Tadeu a Don Drummond cuando se encontraron en el cielo?" Respuesta: "Don, ¿¿¿está triste???"
Denis y Tadeu son brasileños y no hablan castellano. Yo no hablo portugués. Pero el chiste, aunque no es bueno, funciona perfectamente gracias al Código de la Internacional Ska.
2. Con Terry Hall pasa algo parecido, aunque con más fotos distintas porque vivió más tiempo que 
Drummond y tenía más presupuesto para el book de prensa. Se "armó" esa pose con el cuerpo de frente, un poco encorvado, y la mirada muchas veces hacia un costado y abajo, como si le costara mirar a los ojos (con los ojos pintados). Esa es precisamente la "estampita" que quisieron tener en su video los No Doubt, que no son santos de mi devoción, pero que con ese perfecto cameo de Terry se ganaron cierto crédito (como si les importara lo que yo opino...).
3. Al hablar de canciones tristes por alguna razón o por ninguna me quedé con músicos que "a veces" son tristes y no con los que han hecho carrera con la tristeza. Por eso seguí de largo del tango y tambien de bandas como Joy Division. Pero de volver atrás nombraría el disco completo del Tata Cedrón musicalizando poemas de González Tuñón, con esa tapa que tan poca justicia le hace.
Sobre todo "La cerveza del pescador de Schiltigheim" cuando dice "los blancos molinos harineros y la luz de las altas ventanas de la noche encendidas para los hombres de frac y para los ladrones 
(...) Tener un corazón ligero, vale decir, amar a todas las mujeres bellas, y una moral ligera, vale decir, andar con gitanos alegres y dormir en un puerto (...) y andar con suavidad y con desenvoltura de fumador de opio (...) para que un día nos queden unos cuantos recuerdos decir estuve o no estuve, una mañana con un trozo de asado, una vista tranquila, la mesa clara, el perro, el buen hablar y, afuera, las verduleras de París chapoteando con los suecos en la nieve..."
"El asado, la mesa, el perro, el buen hablar".... Increíble!
Otro gran tango para no tangueros es la versión de "Este cuore" en el primer disco lunfa de Daniel Melingo. "Cuando me dieron este cuore, Dios estaba de apoliyo... Qué bagayo ligué en la repartija!"...
4. Volviendo a Joy Division, Ian Curtis era algo más que triste, no? Un exagerado! "Atmosphere" es un tema triste lindísimo. Pero cosas como "Leaders of men", otra gran canción, ya son más bien siniestras. New Order va a tocar acá al día siguiente que Madness, si el Sr. Personal cumple con su palabra. Dicen que el actual show de N.O. es bastante rockero e incluye cuatro o cinco temas de J.D.
5. Morrissey es otro campeón de la autocompasión, valga la rima, desde Smiths hasta ahora. Con mis amigos rudeboypunkskinnerds del secundario, lejos de Buenos Aires, nos reíamos de nuestras compañeras darkspoetafotógrafas con remera de Morrissey mientras escuchábamos Madness, Fugazi y Gorilla Biscuits. Decíamos, en tono hípersensible, imitándolas: "Yo uso negro porque así es como me siento por dentro...", y nos causaba gracia cómo bailaban The Cure, solas, como si les pesara el mundo o como si estuvieran barriendo el piso. Obviamente eran las chicas que más nos gustaban. Y así fue que nos pasamos la secundaria tomando clases de fotografía.
Cada tanto vuelvo a tener la impresión de que nada me interesa profundamente. Pero rápidamente recuerdo la verdad: me gustan en serio la música, las películas medio davidlynchianas, el diseño soviético de la primera mitad del siglo XX y las milanesas. O sea que siempre es un gran momento para mí cuando: 1. me compro un disco; 2. como milanesas; 3. me cruzo con un póster de los hermanos Stenberg; 4. miro una película como "La canción más triste del mundo" (para mejor, protagonizada por Isabella Roselini y uno de los tipos de The Kids in the Hall, según me pareció).
1. "Tears from my eyes", versión de Horace Andy. Una de las voces más dulces para una de las canciones más lindas que se hayan llevado a territorio reggae. Un tipo que ya no distingue las lluvia de sus propias lágrimas. Dios mío.
1. "Soldier's things", Tom Waits. Podría haber sido "Broken bycicles" ("bicicletas rotas en la luvia") o "Time" ("la memoria es como un tren: la ves achicarse mientras se aleja"). Pero "Soldier´s things" tiene un patetismo especial.
Bonus track: el bonus es en verdad mi tema favorito en la categoría "usar en caso de bajón irreversible". Es "Lorelei", la más bonita canción melancólica de los geniales Pogues. Curiosamente, no la canta su legendario vocalista habitual, Shane McGowan, sino otro integrante (soy pésimo para este tipo de datos, hasta cuando se trata de mi canción favorita de una de mis bandas favoritas; será que mucho no me importan). Desde hace quince años que prácticamente lloro cada vez que escucho "and if that ship which sails tomorrow should crash against this rocks, my sorrow..."
Mientras terminaba un fin de semana memorable, intenso, emotivo, agotador, me pareció que sería interesante pensar por qué nos gustan tanto los Skatalites. Pero entendí bastante rápido, me parece, que en realidad no hay mucho misterio en eso. Porque es obvio que los tipos son sencillamente héroes. Esa es la única definición que le cabe, por ejemplo, a Lloyd Knibbs, ahí sentado detrás de la batería, que curiosamente suena mucho más rockera que las de los bateristas que lo siguen o que directamente lo imitan (con menos de la mitad de su edad, muchas veces). O con Doreen, subiendo al escenario con su bolsito y dejándo suavemente junto a un equipo, como una tía que llega de visita. O con cualquiera de los demás bailando de felicidad, así nomás.
el planeta. Pruebe, cualquiera de ustedes, en sentarse una noche frente a un instrumento tratando de hacer algo que treinta años después resuene por todo el mundo. ¿No les alcanza con una noche? Tómense tres meses. Mejor un año. Mejor toda una vida... Igual, no les va a alcanzar.
hazaña. Y como de las hazañas normalmente nos enteramos por la tele, al poder ver a este increíble fenómeno en vivo nos emocionamos hasta las lágrimas. Literalmente. la existencia de Skatalites es un pequeño milagro. La escena musical jamaiquina, en general, es de hecho un milagro, especialmente por su desproporcionada influencia en el resto del mundo. Y que los Skatalites sigan tocando, se sigan divirtiendo y se sigan emocionando, entre muchos otros lugares en el fin del mundo (nuestro fin del mundo) es la materialización del milagro jamaiquino total.
que le sucede a las personas sensibles cuando notan que están ante un pequeño milagro. Se alegran muchísimo y quieren vivirlo y vibrarlo antes que pase, y así son felices por un rato, como lo fuimos todos este fin de semana, no?