Barbara Bush se salvó de haber ido a ver a Madness. Si hubiera estado saltando entre la multitud, la habrían pungueado dos veces. Quién sabe, quizás entonces papá G.W. habría declarado a los siete magníficos aliados musicales del Eje del Mal. Al fin y al cabo "Night Boat to Cairo" siempre sonó sospechosamente middle eastern; la referencia a Al Qaeda es más que evidente. Habría que chequear que pasa si lo escuchás al revés.
Pasando a o otro tema, como sabrán por conversaciones con amigos y conocidos, como en este mismo blog (y no por medios que reciben miles de pesos en pautas publicitarias de la organización), el Personal Fest fue también el festival del choreo. Y no precisamente por la usurpación de ideas musicales ajenas. ¿Vieron, por ejemplo, el mensaje de una chica en el message board del sitio de Madness, que pedía fotos ya que le habían arrebatado la cámara cuando la levantó para hacer clic?
Fui una de las tantas víctimas. Alguien se interesó demasiado en mi billetera y mi cámara de fotos. Pero eso casi no importa. Lo interesante es lo que pasó después.
Cuando me iba del Club Buenos Aires, o como se llame, me crucé con un posteante de acá, Juan Pablo Sala, a quien no veía, creo, desde la visita de Bad Manners, más o menos. Oh casualidad, a él también le habían sacado la billetera. Apenas nos saludamos, compartimos la alegria por el show y el leve disgusto por los robos. Intercambiamos teléfonos, por primera vez en nuestras vidas.
El lunes alguien llamó a mi trabajo para decirme que tenía mi credencial laboral, que estaba en la billetera afanada. Le dije que qué bueno y pregunté dónde debería buscarla. "No muy lejos -me contestó- ¡Laburo en el mismo edificio que vos!"
Al día siguiente ocurrió algo aún más inquietante. Juan Pablo me llamó para contarme que alguien había encontrado sus cosas, por supuesto todo menos plata, de papel y de plástico. Y me dijo que fue a buscarlo y que esta persona no quiso recibir gratificación alguna a cambio. Pero lo verdaderamente paranormal fue esto: adentro de la billetera de J.P. estaba, entre sus papeles... mi registro de conducir!!! ¡¿Qué extraña casualidad hizo que mi documento apareciera en la billetera (robada y recuperada) de J.P.?! ¡Había como 30 mil personas y 30 mil billeteras ese día!
Animado por la buena estrella, el miércoles a la mañana atravesé la ciudad hasta el club del festival. Pregunté por "objetos perdidos" (eufemismo para "porquerías descartadas") y una chica me presentó dos cajas de cartón. En una, claro, estaba mi billetera vacía y en la otra, la tarjeta de la obra social y otras de mis aburridas pertenencias. No me puedo quejar.
Pero, pensaba, si la inseguridad en el fútbol hizo que se jugaran partidos sin hinchas, ¿no sería lógico que, a la vista de estos problemas, se hagan de ahora en más recitales sin público? Por ejemplo, que Shakira cante en un estadio completamente vacío, así nadie se queda sin su cédula. O que Migue García toque en un galpón con la persiana baja, en el medio del campo. Me parece que así ganaríamos todos. Con una medida bien fácil, ¿no, señor Blumberg?