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Ska argentino

  • "Sin dormir", behind the scenes!

    Nunca había hecho un “video clip”. No llegué, ni cerca, a los de Riddim. Nunca hicimos uno con Satélite

    En fin. La verdad, nunca me interesó tampoco. Sobre todo porque hasta hace nada producir un clip implicaba dos cosas: alta inversión relativa y nula rentabilidad, ni siquiera en términos de “difusión”. Al menos para una banda en la que yo podía llegar a participar, que jamás tendría rotación en un canal musical; ni la tendría ni me interesaba tenerla, en lo más mínimo.

    Hoy, en este mundo postMTV, la ecuación es mucho más interesante: baja inversión relativa y alta exposición, cortesía de La Internet.

    En principio, igual, tampoco pensaba hacer un clip ahora. La idea era simplemente tener alguna imagen, que no fuera una simple foto  fija, para subir algún tema del disco nuevo en mi canal de YouTube. Simplemente porque es el medio por el que muchas veces yo mismo escucho algo nuevo, para saber de qué se trata.

    Lo primero que se me ocurrió fue grabar imágenes desde la ventanilla del Mitre, el tren que tomo casi todos los días de Saavedra a Retiro. En esos viajes, mirando por esas ventanillas, se fue armando este disco, con indescifrables anotaciones en una Moleskin de páginas con renglones. Así que parecía un tributo oportuno.

    Después, vino la idea de hacer algo con un autito de juguete. Sería por influencia de convivir con uno de los más apasionados coleccionistas de autitos que conozco…

    El modelo elegido fue este familiar con tabla de surf, probablemente made in China, pero adquirido en Negril, Jamaica.

    Así es que muchos de los trayectos del auto que se ven son a bordo del Ferrocarril Mitre, pre quita de subsidios y sin tarjeta Sube. Producción total: 80 centavos.

    Pero entonces nos entusiasmamos más de la cuenta. Y otras tomas fueron hechas sobre el tablero de un Toyota Celica probablemente del 80. No sé en qué parte de la ciudad porque no estuve presente en el rodaje, a cargo de Martían Wain, que también editó tan criteriosamente.

    Y unas últimas imágenes se tomaron en casa, aprovechando instrumentos, discos, hasta el gran fanzine Recuerda Tus Raíces y, claro, el temible robot de lata que pasa sus días apaciblemente posando junto a la colección de cuadritos de blueseros de Robert Crumb.

     

    ¿Y qué me importa todo esto?, dirá alguno con justa causa. Bueno, la verdad que no sé bien. Pero sí sé que se produjo una curiosa historia relacionada con este minivideo casero.

    Resulta que hace una década, aprox, De La Rúa abandonaba la Casa Rosada en helicóptero y otros tantos argentinos se iban en avión aún más lejos. Uno de los que se iban pasó antes por una disquerías que teníamos con un socio para reventar algunos de sus vinilos importados antes de radicarse en Ibiza. Necesitaba cash. No participé yo de la transacción, pero igual ligué: cuando vi los LP originales jamaiquinos, de ska y rocksteady, que este muchacho nos había vendido, sencillamente me los quedé para mi; ninguna disquería.

    En ese momento le decía a mi socio que me llamaba mucho la atención que alguien en Buenos Aires tuviera esos discos y que no se los hubiera vendido a algún amigo. Incluso me llamaba la atención no conocer al coleccionista. Debía ser, por lo menos, amigo de algún amigo. Pero, si era amigo de algún amigo, por qué no le habría vendido los discos a otra persona? Les aseguro que por la calidad del material, hubiera sido una operación tan simple como redituable.

    Allí quedó la cosa. Nunca supe quién era el misterioso fan del ska que se había ido a Ibiza.

     

    Fast forward a 2012. Llamó por teléfono a una persona a la que no conozco, por un tema profesional. Es una entrevista. Y durante la entrevista esta persona, un argentino de unos 45, me cuenta que hace una década emigró a Ibiza. Y que luego se fue a Barcelona, donde ahora reside. También me cuenta de los gustos musicales de sus hermanos, cercanos al punk. Pero me confiesa que a él le gustaba más el ska, entre otras cosas. Después me cuenta que más o menos por el 2000 se fue con su ahora ex mujer de vacaciones a Cuba. Y que estando en la isla por alguna razón se les ocurrió volar en una avioneta mínima, de excursión, para pasar un par de días en Jamaica. Estoy en el tema de los viajes, pero nunca había oído de nadie que se fuera de Cuba a Jamaica. No digo que sea tan raro, pero nunca supe de nadie. Me contó además que estuvo por alquilar un auto en Montego Bay, pero que (típico) un empleado de su hotel se ofreció a pasearlos en su camioneta por una módica suma. Entonces, en uno de los paseos, él aprovechó para pedirle al chofer espontáneo que lo llevara a una disquería. Y así fue que llegó a un local que cree recordar se llamaba El Pato, o algo así. Y allí pegó una docena de vinilos de Treasure Island y Studio One.

    Le pregunté si todavía tenía esos discos, pero me confesó que no, que antes de irse del país los había vendido en una disquería en el centro, en una galería de la calle Florida.

    “Mmm, te va a parecer raro, pero… tengo tus discos en mi casa”, le dije, saboreando la anécdota recién salida del horno.

     

    Pero había algo más. No sólo tenía sus discos. Sino que, una década después de (no) cruzarnos en la vida, nos conocíamos (por teléfono), justo en el momento en el que acababa de armar este video en el que… ¡aparecían VARIOS de esos discos! No voy a cancherear más de la cuenta ahora, pero... la posibilidad de que, entre los vinilos que tengo, aparecieran justo esos en el video, era más bien matemáticamente baja. Pero así fue.

     

    En fin. Cosas que pasan. Muy de vez en cuando, o quizás sólo una vez en la vida. Pero pasan.

     

    El tema en cuestión fue el último que se grabó para el disco. En realidad, es el primero que se grabó sabiendo que formaría parte de un disco editado por Liquidator. Está cantado por Sebastián Rubin, que además toca el ukelele. Pablo Font, de Les Mentettes, toca el metalofón. Jochi Descalzo está en la percusión y el trombón. Y es el tema 5 del lado A.

     

     

     

     

     

  • David Carradine

    Los días feriados en familia y la buena lectura, dos placeres imperdibles...

    Entre tanta muerte, se había pasado la oportunidad de recordar como es debido al gran David Carradine. Aquí, una inolvidable declaración suya para la revista Uncut:

    “Me acuerdo de una mañana en la que había estado comiendo peyote con los indios. Fue durante una filmación de Kung Fu. Y terminamos pronto y volví a casa y no había nadie allí y, supongo, fue entonces cuando el cactus me pegó de verdad. Así que yo caminaba por las habitaciones, hice varias llamadas telefónicas y, mientras pasaba de cuarto a cuarto, me iba sacando la ropa hasta que quedé desnudo. Y así salí a la calle. Y era un barrio residencial, con esas casas con jardines. Yo entraba y salía desnudo de las casas y apagaba todos los artefactos eléctricos que estaban david-carradine-1.jpgencendidos. Televisores, radios, heladeras. Y me imagino que debe haber sido raro para mis vecinos: estar almorzando y contemplar cómo, de pronto, entraba Caine desnudo en sus casas y apagaba la licuadora o algo así. Cuando me cansé de eso, decidí volver a casa atravesando un bosque. Pero, claro, estaba desnudo: no tenía llaves para entrar. Así que seguí hasta la casa de un amigo. No había nadie pero las puertas que daban al jardín estaban abiertas; así que me metí en el living y había un cuadro en un caballete. Me puse a retocarlo un rato. Cuando me aburrí, puse otra vez rumbo a casa. Seguía sin poder entrar, así que rompí una ventana de una pequeña cabaña que había por ahí y me metí adentro y, claro, era una ventanita. Así que me corté todo el cuerpo. Salí de allí y retorné a casa todo ensangrentado y rompí una puerta y entré y me senté a tocar el piano. Lo dejé todo cubierto de sangre. Después me subí a mi Ferrari y, desnudo, me fui a dar una vuelta hasta que me desmayé por la pérdida de sangre. Así me encontraron. Me llevaron al hospital. Me vino a buscar una amiga y me hospedó en su casa. Esa noche me levanté todavía en órbita y salí a mear al jardín. Desnudo, por supuesto. Estaba en eso cuando apareció el perro de mi amiga y agarró mi sexo con sus dientes y lo metió amorosamente en su boca. Era un perro grande. Y no me mordió. Estuvimos así un largo rato. Después le di un puñetazo en la cabeza. Pero nos hicimos grandes amigos. Y cuando digo grandes amigos quiero decir que fuimos amigos verdaderamente grandes. En serio”.

  • Skaville UK!

    Por Fatty, desde Londres, en exclusiva para Satélite-in-blog.

    Domingo 31 de mayo, 2 am, hora local: Wembar Hotel, Earls Court, Londres. Volví de ver a Madness y la emoción por unas horas no me dejará dormir. Así que, qué mejor momento para sentarme y empezar escribir un poco lo que viví estos últimos diez días mientras escucho algunas perlitas del box set de los Siete Magníficos…

    Por razones de espacio y para no aburrir mucho voy a tratar de obviar las descripciones de los paseos y compras por Camden, Notting Hill, Portobello, Brixton y un largo etc, y trataré de ir a lo “musical” estrictamente, aunque es bastante fina la línea divisoria entre estos mundos, al menos para mi.

    Supongo que lo mejor será empezar por el principio: 

    Sabado 23. Llego a Heatrow con un tremendo miedo de que los muchachos de migraciones me acribillen a preguntas y finalmente me den mi boleto de vuelta por adelantado. Pasado ese escollo busco hotel por esta zona bien conocida por mi (tanto como por Alejandro, Martín, Sebolla y Manolo). Ya estar en esta ciudad es tan emocionante para mi que los shows venideros son una continuación de tal emoción, una suerte de condimentos esenciales pero no del todo excluyentes. London town, I love you…

     

    Domingo 24. Bien tempranito salimos con Mario a la estacion de King Cross para comprar el boleto de tren a Leeds (300km). Como teníamos un poco de tiempo, nos íbamos a caminar por Camden Town cuando, en la salida de la estación, estaban el señor Linval G. y el nuevo tecladista de The Specials saliendo para el recital ellos también... Sacamos las fotos correspondientes y, luego de una pequeña charla, nos fuimos al Camden Market (ahora recién me pongo a pensar por qué carajo no nos quedamos ahí y nos fuimos con toda la banda para Leeds?!?!?!?!?!??). 

    The Specialstock. ¿Qué puedo decir? Al parecer, la plaza central de la ciudad, el Milleniun Square, estaba vallada y preparada para llenarse a full (nunca pensé que sería un show al aire libre ). Después de un par de horas de espera y nervios, se escuchó el coro: “enjoy yourself, Its later…” y llegaron los señores y estalló todo, con una performance potente y bestial. Hora y media aproximada de un show ajustadísimo. Tengo la suerte de haber visto varios shows de mis ídolos de toda la vida, pero esta vez tener a casi todos los Specials tocando frente a mi "Friday night", "Ghost Town", "Monkey man", "Do the dog" o "Rat race", por nombrar algunos de los temas, fue terrible… Emocionante, y la verdad pienso y pienso lo que debe haber sido la era 2tone... ¡Mi dios! Valió la pena la espera, el viaje, el esfuerzo, el dinero gastado (y por gastar, jaja). Tranquilamente podría volverme al aeropuerto y tomar el primer avión hacia el calefón. ¿Qué más podía pedir? Acababa de ver el regreso de Specials. Say no more… 

    Pasada la noche en Leeds, domingo y lunes nos dedicamos a los paseos obligados por Camden Lock y todo lo que es Big Ben y demás lugares historicos, todo a la espera de ir a ver a Toots and the Maytals en la Islington Academy, plan que no pudo ser finalmente porque estaba sold out. Compensamos un poco encontrando el cd “Norton folgate” por ahí… Algo es algo. 

    Miércoles 27. Ya solo en Londres me terminé de tomar revancha por no poder ver a Toots y fui al Jazz Café de Camden Town a escuchar al trio leyenda del reggae The Mighty Diamonds and the Rasiters…el Jazz Café es una especie de mini Trastienda, un lugar muy lindo para ver bandas y nunca mejor ubicado que en pleno corazon de CT. Tocó una hora la backing band y luego hubo una hora más de show de los Diamonds. La gente, en un 90 % negra, estaba extasiada (como no podia ser de otra forma ).

    Jueves 28 la noche tenpia pensado ir al Gaz Rocking Club en el Soho, así que bien tempranito nomás tomé el tren rumbo a Coventry y de la estación fui directo al Coventry Market, donde está la 2Tone@30 Exhibition, un par de stands de venta y exposición de muchísimo material, discos, fotos, posters, ropa, memorabilia, etc, etc, etc… Con unos cuantos pounds menos, después de comprar el libro de Pete Chambers y algunas cosillas más, me fui a recorrer un poco la ciudad en busca de algunas locaciones speciales y selectas (mientras caminaba por Cov iba escuchando "Friday night Saturday morning" en repeat)… A la noche, Natty Bo, amigo de Gaz y líder de Top Cats y de Ska Cubano hizo de Dj, desde vintage ska hasta cumbia de los 50s, rockabilly y demases… El Gaz Rockin Club hace más de 20 años que todos los jueves presenta djs, bandas de ska, reggae etc… Años atrás vimos con los chicos al sr. Laurel Aitken en ese mismo sótano londinense… 

    Viernes 29. La noche anterior, en el Rockin’, Gaz prometió ponerme en la guest list del show de Trojans. Y cumplió. Por esas cosas que tiene Londres hoy tuve que elegir entre ir a The Beat en Brixton o Trojans aquí en Gipsy Hotel en Dalston. Un sótano grande con poca gente a decir verdad, el dj baja la música y empieza un show de más de dos horas y media de celtic ska… Gaz, con unas copas de más, sube y baja del escenario permanentemente, habla con el público, arenga, se tambalea, baila, canta; todo un showman realmente… Hasta que en un momento tiene la brillante idea de buscarme y llevarme arriba del escenario y hacerme cantar unas palabras anunciándome como su "amigo de Aryentina"! Momento glorioso y a la vez de mucha vergüenza para mi... Esa noche terminó como a las 6 de la mañana, previa parada por la casa de él a tomar una bebida tradicional británica hecha con miel. Tengo que dormir algo porque el sábado me espera la cereza de la torta…

    Sábado 30, Newbury Racecourse- Berkshire ( 100+km ) “Smart casual” dice el “dress code” en las condiciones de admisión del hipódromo donde sería The Party On The Paddock, lugar del recital de los 7 locos minutos después de la ultima carrera… Así que otra vez a transpirar de cagazo y tratar de conseguir algun saco barato para comprar, algo que no pudo ser así que me fui con mis recién comprados DMs en Holts, camisaco y sombrerito (un verdadero muñequito gigante, jajaja) a tomar el tren rumbo a Newbury… Ya llegando desde el tren se veia el escenario y una verdadera multitud en el hipódromo… ¿Me dejarían entrar sin estar smart enough? A decir verdad, ni se fijaron cómo estaba vestido, directo de la entrada busque el puesto de merchandising y sin pensarlo ni medio segundo al ver el Box set del disco Folgate compré dos… y allí mismo me quedé casi sin dinerillos… Pero contentísimo y todavía sin haber visto a la banda. Unos minutos después sale a escena la razón por la cual hice los viajes y las locuras que hice. Valga el jueguito de palabras: M a d n e s s ! Impecables, como siempre, recorren sus clásicos, algunos de la etapa Dangermen, como "Chase the devil", y por supuesto su nuevo material donde "Forever young" junto con el viejo "Embarrassment" son los momentos cumbres de emotividad del show para mi… Lamentablemente, luego de un poco más de una hora de show tengo que irme a tomar el último tren para London Town porque la idea de quedarme toda la noche sin dinero fuera de la estación de trenes no me atraía mucho… Con "Night boat to Cairo" de fondo me alejo del escenario con una mezcla rara de sentimientos. Pero muy contento al fin.

    PS:

    Domingo 31. Ultimas obligadas rondas por el Portobello Market y Camden Town para comprar algún que otro pedido de los amigos y souvenires varios… Y también encontrar algunos dvds, entre otras cosas que no puedo comprar porque ya me gasté toda la plata en los pedidos y los souveniressssssss… Pero bueno, todo no se puede, ¿no? Ya mañana al tarde salgo para Heatrow de nuevo con la cabeza gacha y un montón de cosas por contar y por añorar…

    (Nota: Satélite-in-blog alienta enfáticamente a sus lectores a enviar sus colaboraciones para publicar, desde críticas de discos hasta comentarios de recitales, pasando por entrevistas, columnas o diarios de viaje, simplemente fotos, videos o el formato que sea.)

  • Estado de estudio = estado de gracia

    El título no se refiere al momento de preparar un examen sino al período de grabación de un disco; a mi modesto saber y entender, la mejor parte de tocar en una banda.

    Mejor que tocar en vivo. Bueno, lo que pasa es que se toca en vivo (en general) mucho más seguido de lo que se graban discos. Por eso se termina anhelando más lo que no se hace tanto. Que es grabar. Y si es un buen estudio con una buena "situación", tanto mejor.

    Es el caso de Satélite Kingston por estos días, que se encuentra registrando temas para un futuro... quinto disco! Cinco, un buen número para banda de ska nacional, sin duda. En Fuera del Túnel, un interesantísimo estudio de Flores, sobre la avenida Boyacá, tres cuadras después de dejar de ser Carabobo, hay listos ya algo así como trece temas entre canciones, instrumentales, covers y algún experimento extra, con producción del propio grupo. Y estamos todos muy satisfechos, pensando, como toda banda, que este es el mejor disco que logramos hasta ahora. Como toda banda con disco nuevo.

    Pero lo mejor de un disco no son sus temas, ni su sonido, ni sus intérpretes, ni sus solos, ni sus ideas de producción, ni su mezcla, ni su mastering, ni su tapa, ni el catering, ni la mesa de pool o la máquina de café del estudio, ni las empanadas de la pizzería de enfrente...

    Lo mejor de un disco es... el hecho de estar grabándolo. La suspensión de la realidad en ese instante es algo notable. En el "momento Rec" no hay nada, pero nada de nada, "afuera" de una canción, afuera de lo que se está tocando. Al menos esa es la actitud con la que esto debería hacerse. Y, en mi opinión, la suspención de la realidad es justamente una de las pocos atajos ciertos hacia un estado de felicidad plena. Aunque dure apenas tres minutos y medio. La diferencia con otros métodos (más normales) es que, en este, no hay consecuencias negativas (en general, al menos para uno mismo; muchas veces el resto del mundo sí sufre bastante).

    Y es el momento en que todo es posible. Aunque, claro, las posibilidades de un no son para nada infinitas, ni muchísimo menos. Pero, bueno, la música está ahí, y grabar es una nueva oportunidad de acercarse a ella. Con una orquetsa sinfónica o con dos maderitas. Una de esas aisladas oportunidades, que hay que procurar aprovechar como si fuera la última, porque nunca se sabe. Es una ficha más, y uno siempre piensa "esta tiene que ser la buena". Y ahí se manda, a ver qué pasa.

    Lo que el mundo entienda de esto después es otra cosa. Histórico, horrible o intrascendente, una vez que el disco se termina ya no es una quimera, sino que es una cajita de plástico con una cosa adentro que suena a no sé qué. Es algo material y vulgar, y poco tiene que ver con su incontrolable, en un punto (en un punto, finalmente) aleatoria gestación. Ya no es la felicidad, aunque a veces (a veces), entonces sí, pase a darle felicidad a los demás.

  • Ser padres (ska) hoy

    Ah, el periodismo participativo... Esto sí que fue un buen ejemplo de comunidad multimedia 2.0: una persona a la que conocí simplemente por comentar más o menos seguido en este blog, termina haciendo una crónica con texto, fotos y hasta video del regreso de los Specials. Eso debería ser el futuro de este blog...

    Aclaremos que las empresas periodísticas tradicionales de este país en este mismo momento están gastando fortunas para lograr algo así. Acá no costó mucho más que una cerveza que tomamos hace un tiempo con Chikito en un pub de Londres. Y pagó él!

    Pero quería hablar de otra cosa. En su crónica del show de Specials, Chikito comentaba sobre los viejos rude boys que había visto en el público. Y sobre este fenómeno escribió también el comediante-DJ-historietista británico Phill Jupitos, que además es fan de los Magníficos de Coventry, y cubrió uno de sus shows para el Times Online. Cuando lo leí enseguida pensé que a ustedes les gustaría.
    Así que acá va una especie de traducción de la nota. Talkin' bout my generation...


    Por más de tres décadas, los shows de música en vivo han sido las situaciones en las que más feliz he sido. Y a medida que crezco, atesoro la sudorosa intimidad de un concierto. Las bandas van y vienen, pero los gigs son siempre iguales. Los baños siguen estando sobrepoblados, la cerveza es demasiado cara, los patovicas son mala onda y la música es demasiado fuerte. El único cambio es que las remeras que se venden parecerían haberse achicado. Pero me siguen encantando…

    old.jpgAsí que vamos a la primera noche del tour reunión de los Specials en Newcastle. El local estaba repleto de un nuevo subgénero cultural al que yo llamo “los papás ska” (“ska dads”). Tipos que a principios de los ochenta bailaban en conciertos de Madness, Bad Manners, The Beat, The Selecter, The Bodysnatchers y, por cierto, los mismos Specials.

    Estos hombres han envejecido y han tenido hijos. Chicos a los que ellos quieren infectar con los mismos ritmos de su juventud. Durante los setenta y los ochenta, los únicos papás que veías en un recital de rock estaban afuera, parados junto a un Volvo familiar esperando que sus transpirados hijos salieran. Hoy, en cambio, ya es costumbre ver padres sonrientes moviendo el pie en el fondo de un show mientras sus chicos encaran para adelante, sino para hacer mosh al menos sí para huir del papelón de quedarse con mamá y papá.

    Yo mismo intenté imponerle el ska a mis hijas mientras las llevaba en auto al colegio. Les ponía un muy cuidado compilado en el stereo del coche. Pero en cuanto comenzaba a sonar “Phoenix City”, de Roland Alphonso, las nenas protestaban: “Papaaaaaaaaa, no nos gusta el ska!” Las cosas se pusieron peor cuando apresuradamente compré un palco en el Albert Hall para ver a Madness. Ahí, mis hijas respondieron a este otro brusco intento quedándose dormidas durante “House of Fun”. Y esa es una historia real.

    Algunos Papá Ska se han dado cuenta que cuando engordás y perdés el pelo, el look skinhead es perfecto. Simplemente tenés que conseguirte Fred Perrys y Ben Shermans bien grandes, unos Levis extra large, mocasines y listo. Los góticos pelados y gordos sencillamente no van. Los mods con exceso de peso no se ven bien en sus trajes. Pero con un skinhead gordo está todo bien. Aunque lamentablemente algunos adultos gordos y pelados pretenden hacerse pasar por skinheads de siempre porque vieron “This is England” y se compraron un box set de Trojan, a pesar de que los únicos shows a los que fueron en los ochenta fueron de Thompson Twins y Billy Ocean. Ustedes saben quienes son.