El domingo al mediodía, después de una noche de sábado con asado entre algunos de los aquí posteantes (y no por ser ex compañeros de colegio sino justamente porque escriben acá! ya ven qué beneficios tienen quienes escriben), fuimos con Rubín a grabar algunas cosas para el próximo disco del Sr. Flavio, que se está terminando ahora mismo en el estudio de Vicentico, en Villa Urquiza, o Parque Chas, o Villa Ortúzar, o Belgrano r (no R, "r"), a dos cuadras de donde yo vivía hasta hace unos meses o casi un año. A metros de la mítica parrilla Lo de Charly. Ahí.
Llevé el Crumar, el también mítico órgano italiano que le compré a Mario Siperman y del que Flavio contó la historia en este blog. En su momento los Cadillacs lo incoporaron porque habían visto que Madness usaba un instrumento así. Rubin, en cambio, llevó guitarras y también su voz. Todo para un tema en el que formamos cuarteto con Flavio, precisamente, y con su hijo Astor, niño prodigio de la batería. Tienen que escuchar los coros que grabó en el tema Rubin. Pasen por alto el teclado y escuchen esos coros. Qué bárbaro...
Ahora, ese mismo día por la tarde me dí cuenta de una cosa llamativa. Se cumplen por estos días 19 o 20 años de mi primer recital de ska. Y adivinen cuál fue. Sí, acertaron (quien sea que haya llegado hasta acá...): Los Fabulosos Cadillacs. Un show, sin duda, que enfocó mi gusto musical en otro lado, en un lugar del que no he podido escapar hasta ahora, más allá de que en el camino (y ahora mismo) haya conocido y gustado de tantos otros tipos de música. De muchos, o de todos, casi.
Pero en el momento fue una revolución. Me acuerdo especialmente del público de la primera fila, trajeado, con pins anteojos oscuros, sombreros, el look exacto. Quizás alguno de ustedes estaba ahí (era un teatro de la calle Corrientes)Parecían ser amigos de los músicos. Seguro, tenían una onda parecida. En algunos casos (y de esto no recuerdo nada puntual sino más bien una impresión general) hasta parecían tenerla todavía más clara. Con mis 14 años, miraba desde el fondo y me sentía de otro planeta, de un mundo sin mayor comunicación con ese otro: del universo "sin onda". Y cuánta razón tenía! Porque, de hecho, en un punto a mí me pasó otra cosa: pronto me fui de Buenos Aires y pronto crecí en un ambiente en el que dejó de importarme ser amigo de los de la primera fila. De verdad. No sé si sería por simple imposibilidad de, pero me pasó eso.
Qué interesante que tantos que habrán dicho cualquier cosa de los Cadillacs por no suicidarse tocando ska, hayan abandonado las armas hace más de diez años, y que Il Cadillac Maggiore esté ahí, jugando como un chico en un estudio, grabando, escribiendo, tocando ska y 808 otros ritmos sin prejuicio ni problema. Puro disfrute, que es exactamente lo que le debe faltar al que necesita calzarse la capucha de la Santa Inquisición Ortodoxa Jamaicana (ninguno de los acá escribientes, ojalá) para decir qué está bien y qué está mal.
Pero ése no era el punto. El punto es que no deja de ser curioso que dos décadas después de ese recital nos pasemos así nomás una tarde de domingo en un estudio, con música, chistes malos, recuerdos buenos y más música. Una de esas tardes de otoño sin frío ni calor, que te hacen volver a casa tranquilo, en paz, pensando en que hay tiempo para que todo pase y que la felicidad es ahora mismo y es tan leve y suave que hasta por ahí ni te das cuenta porque ni se te ocurre pensar en eso y entonces empezás a silbar una canción que no sabés de dónde la sacaste pero te hace acordar algo y parece que va a ser una buena noche.
A propósito, ¿Cuál fue su primer recital ska? *
Flavio & Rubin
Rubin & Flavio
* tópico sugerido días atrás por JuanBrass