La banda paulista Firebug con Kevin Batchelor (uno que estaba parado al lado de Mariano TP en el show de Skatalites) y Glen Pine, de Slackers, todos remixados por Victor Manos Mágicas Rice en un piso 32 (o 24 o 28...) en pleno corazón de San Pablo.
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La banda paulista Firebug con Kevin Batchelor (uno que estaba parado al lado de Mariano TP en el show de Skatalites) y Glen Pine, de Slackers, todos remixados por Victor Manos Mágicas Rice en un piso 32 (o 24 o 28...) en pleno corazón de San Pablo.
A Patricio no le importa nada. Pero nada de nada. Quién sabe qué está haciendo en este pueblo perdido en la costa sudeste de la isla de Taiwan o Formosa. Es la parte más pobre del país y también la de mayor población aborigen, particularmente de la tribu de los Amis. Pero es difícil saber quién es o de dónde viene Patricio, porque contesta y habla sólo de lo que quiere. Me acerco a preguntarle por su remera de "Fuck China" y me contesta bastante mal en el típico inglés de los mexicanos de Los Angeles. Después cuenta que vivió como 18 años en México y después algún tiempo más en Estados Unidos. No hay que conocerlo para darse cuenta que estos datos podrían ser exactos... o no. Pero lo cierto es que se larga a hablar en castellano y sí, evidentemente pasó un buen tiempo en el país del Chavo. "Yo los inventé a todos esos cabrones!", empieza a gritar cuando se acuerda de sus años en la entonces incipiente escena reggae chilanga. Vaya a saber... Su remera roja, además de "Fuck China" dice "reggae productions". Y en el bar en el que estamos vende unos cuandos discos jamaiquinos: dub, reggae, Alton Ellis, Scientist...
Este Patricio fabrica sus propias guitarras. Acá tiene dos. Una de lata y otra hecha con una caja de cigarros cubanos. Bien "New Orleans style". Suenan bien. Dice que las vende a 300 dólares, que es como no venderlas y listo. Tiene también un amplificador armado en una lata tipo cartuchera escolar, que, en cambio, suena horrible. Y se larga a tocar y cantar. Se le ve la boca roja mientras fuma y sigue cantando para unos tipos medio borrachos. Alguien cuenta que uno de los borrachines compró este bar anoche, justamente. Por la boca roja, pienso que está sangrando y empiezo a preocuparme, pero, según me entero después, está chupando un fruto típico de las islas, conocido en inglés como Beetle Fruit, que consumen como en la Puna se masca coca.
Un taiwanés aborigen que creció en México, fabrica guitarras tipo New Orleáns y toca música jamaiquina. De dónde salen estos personajes?
13. Se puede decir que la caligrafía china es más compleja que la nuestra, occidental. Ya sabemos que para un chino no es tan difícil como para nosotros. Pero objetivamente se puede observar que los símbolos chinos tienen mayor complejidad, aunque el que los tenga que escribir sea un chino. Tal complejidad debe exigir mayor dedicación y concentración. Así y todo, o por eso mismo, a los chinos (y a los taiwaneses que son chinos también y hablan mandarín, aunque con alguna palabra distinta y acento) parece encantarles escribir cosas. De ahí que las calles están cubiertas de carteles y cartelitos por todas partes. Hasta los edificios de viviendas suelen tener enormes letras que vaya a saber qué dicen. No sólo carteles de publicidad sino nombres e indicaciones de algún tipo que me son incomprensibles, por supuesto. También las tapas de las revistas están llenas de títulos grandes y chicos por todas partes. Y, es gracioso, pero en los programas de televisión ocurre lo mismo: la pantalla suele estar recorrida por textos alrededor de las caras de quienes estén hablando…
14. Ahora es verano en Taiwan. No en todo el país es igual, pero Taipei es clima especialmente caluroso y húmedo, muy, pero muy pesado. Llueve mucho. De hecho, es temporada de tifones. Por estos días se anunciaba uno, pero aún no golpeó o pasó por otro lado, quién sabe. La temperatura promedio es de 30 grados, pero se siente peor que en Buenos Aires. Por eso hay un dicho taiwanés que dice que, después de médico, el mejor trabajo es el de vendedor de hielo.
15. Es conocida la amabilidad de los taiwaneses. Y, como en todo el mundo, al salir de la ciudad capital esto se nota más. La diferencia, o una diferencia, con por ejemplo los argentinos en este sentido, pasa porque no es una “amabilidad invasiva”. No son tus amigos a los diez segundos de conocerte, como te pasa en Buenos Aires, gracias a esa falsa simpatía que tanto nos caracteriza. Pero la gente acá, siempre en términos muy generales, te mira con una especie de sonrisa tímida que te hace bien, de algún modo, de la misma forma que todo queda ahí porque es muy difícil comunicarte de una manera un poco menos primitiva…
16. Argentina tiene la Quilmes, Uruguay tiene Pilsen, Texas tiene la Lone Star, Galicia la Estrella de Galicia y Taiwan tiene… Taiwan Beer! El peor nombre de cerveza en el mundo es a la vez el mejor nombre del mundo. Los productos locales no están nada “internacionalizados”, no son amigables para el extranjero, no tienen etiquetas en “occidental”. Lo más fácil de pedir en la isla es simplemente “Taiwan Beer”!
17. Es lo mismo en todos lados. Y acá también. Hay una zona del país que es considerada como más... vaga. Mientras que en el oeste de la isla se trabaja mucho, en el este dicen que se relajan y viven de sueldos estatales. La costa este es más montañosa y menos productiva. Y también menos poblada. Entre esta población hay un buen porcentaje de aborígenes. Acá comienza la complejidad étnica de esta historia. Porque mientras uno relaciona a Taiwán con China, en verdad la población aborigen poco tiene que ver con el continente. En verdadm tribus como la de los Amis se vinculan más con pueblos de Oceanía, mirando, en todo caso, más hacia Polinesia que hacia Pekín. Son de piel oscura y rasgos "menos achinados" y bien polinésicos y de hecho sus tradiciones, incluyendo cantos, bailes y ropa, incluso los tatuajes, son más cercanos a los pobladores de la isla de Pascua que a los chinos.
6. Taiwan es una isla muy pequeña. El 70 por ciento de la isla es montaña inhabitable. En el resto, se acomodan como pueden más de 20 millones de taiwaneses. Quizás por eso muchos han emigrado. Hay millones en China continental. Y no tantos, pero bastantes, en Buenos Aires. En realidad, los taiwaneses fueron los primeros en instalarse en el llamado “barrio chino” de Belgrano, en la calle Arribeños, que podría llamarse “taiwantown”. Algo más raro: la isla se la conoce también por el nombre de… Formosa.
Cinco cosas que aprendés apenas llegás a Taipei.
1. Cuando la cama se empieza a mover a las 2 AM, te despertás y creés que apretaste algún comando desconocido. Entonces se abre un cajón, que a su vez empuja la puerta del placard y se prende una luz interior. Te bajás de la cama y el piso se mueve también. No es ningún comando. Mirás por la ventana del piso 17 y, afuera, el mundo parece no darse cuenta de nada. En el momento en que la palabra “terremoto” llega a la casilla adecuada de tu jetlagueado cerebro, el temblor ya terminó. Y no se oye más nada en todo el hotel. Nunca se oyó un grito ni una alarma. Al otro día le preguntás a tu contacto en Taipei, Eric, si hay se da muy seguido esto de los terremotos por acá. “Nooooo, no realmente. No más que una vez cada dos semanas, más o menos”, te aclara.
2. En Taiwan, al menos en este momento del año, el sol asoma a las 5.30, aprox. Muy temprano, hombres y mujeres van a los parques a ejercitar en rutinas tipo tai chi. Es raro, porque uno está acostumbrado a ver gente de Barrio Norte haciendo estos movimientos en plazas “Premium” de Buenos Aires. Pero acá sale, digamos, “Doña Rosa”, y la vez concentrada, abstraída, en sus movimientos. Después, a las 10 am, el calor es apenas soportable, debido a una pesada humedad. Es por eso que salen tan temprano. Y vuelven a salir bastante tarde (para ellos). La hora de la cena es a las 7 PM. Un poco después de eso, sobre todo los más chicos, van a los Mercados Nocturnos, que son precisamente mercados de puestos de comida. No sólo uno no sabe mucho de comida taiwanesas, sino que es muy difícil aprender nada acá. Porque los carteles están en caracteres chinos, y es casi imposible diferencias un nombre de otro, muchos menos entender qué tiene cada cosa. Es, al fin y al cabo, una cata a ciegas y sin explicación. Pero riquísima y barata.
3. La vida no es cara en Taipei, la capital taiwanesas. 33 dólares taiwanesas equivale a un dólar americano. Se puede comer tranquilamente por 500 taiwaneses en un buen lugar. La comida es uno de los mayores activos locales.
4. Taipei es la capital de un país que para el resto del mundo oficialmente no existe. Casi ninguna otra nación reconoce diplomáticamente a Taiwan. Claro que eso no impida que la mayoría comercie con ellos, por supuesto. Esto sucede porque China no reconoce la independencia de Taiwan, y, por decirlo de algún modo, todo el mundo toma partido (sólo diplomáticamente) por China. De todos modos, Taiwan tiene “representaciones” en todo el mundo, que al fin y al cabo son como embajadas. En Sudamérica, sólo tienen embajada “oficial” en Paraguay.
5. Si viajás a Taipei, tenés que ir casi seguro por Estados Unidos. Lo cual puede resultar en el siguiente itinerario: 12 horas, Buenos Aires-Dallas. 4 horas, Dallas, San Francisco; 12 horas más, SF-Taipei. Lo que, asu vez, resulta en un importante desequilibrio general de tu organismo, sentidos y demás, por unos cuantos días. Todo lo que hagas está determinado por eso.