Las primeras cosas que aprendés al llegar a Toronto
- Primero, hay que ubicarse. Toronto es la capital económica de Canadá. Es también la ciudad más poblada del país. Y, por supuesto, es la ciudad más importante de la sección anglosajona de este enorme país, mientras que Montreal es su contraparte francófona. No por eso hay que creer que es una ciudad enorme. La población es de dos millones y medio, algo más que la mitad que Buenos Aires. Aunque los alrededores tienen otros 3 millones de pobladores, mucho menos que los suburbios bonaerenses. Resultado: una gran ciudad muy “manejable”, fácil de entender y conocer.
- Es una ciudad de inmigrantes. Difícil encontrar a alguien acá que sea canadiense por más de dos generaciones. En las primeras doce horas, hablé con un ecuatoriano, una sudafricana a punto de casarse con un colombiano, una pareja de chilena con brasileño y un polaco. De hecho, la mitad de la gente que podés cruzarte es directamente extranjera. Se dice que es la ciudad más cosmopolita del mundo y que tiene unas 140 nacionalidades bien representadas en su comunidad. Toronto tiene barrios chinos (seis, a falta de uno), griego, indio, español, italiano, jamaiquino (*) y mucho más. Pero todo esto no sería tan interesante si no fuera porque, además, Toronto es un ejemplo de tolerancia y buena convivencia. Según la Unesco, es la ciudad más agradable para habitar en el planeta, nada menos. A diferencia de sus vecinos norteamericanos, acá el gobierno controla todo: la agricultura, el transporte público, la salud, la venta de alcohol, sólo por nombrar algunas cosas. Una mezcla de capitalismo-socialdemócrata-progresista que no ha funcionado nada mal.
(*) Entre esos jamaiquinos que llegaron estuvo Jackie Mittoo, que, junto con otros increíbles músicos, forma parte del ultrarecomendable compilado “Jamaica to Toronto”, editado un par de años atrás y que documenta la obra de estos inmigrantes de las décadas del sesenta y setenta.
- Sin embargo, dicen que de los 150 mil inmigrantes, promedio, que se instalan acá (no sólo en Toronto, en todo Canadá) cada año, sólo el 20 por ciento realmente permanece a largo plazo en el país. Cuando se le pregunta a Eduardo, un ecuatoriano que vive en Toronto desde 1972, responde rápido: “Por el infierno”. Más rápido aún corrige el acto fallido: “No, por el invierno, el in-vier-no! Perdón!!!”. Es que, sí, hace mucho frío en invierno y para un latino esto puede ser un infierno… helado. Al menos un día al año puede llegar a los 30 bajo cero. 5 bajo cero es una marca promedio.
- Durante el invierno, la vida continúa, eso sí. Una de las soluciones que han encontrado es construir una especie de ciudadela subterránea. Debajo del centro más céntrico de la ciudad se desparraman unos 27 kilómetros de túneles donde los torontorianos pueden pasear y hacer compras a gusto por más que afuera todo se congele.
- La criminalidad en Toronto es muy baja. En un diario gratuito de hoy, una noticia de tapa hablaba de una condena a un tipo por robar... un pancho.
- A dos horas en tren desde Toronto están las famosas cataratas del Niagara. Tienen varios puntos de coincidencia con las del Iguazú: están entre dos países (Canadá y EEUU), son un destino turístico muy popular; se las sobrevuela en helicóptero... Pero en algo son muy diferentes: en lugar de estar rodeadas de verde, de un parque nacional, están insertas en pleno centro urbano, con hoteles, casinos y atracciones bizarras. El emporio del kitsch.
- Por estos días se estrena en Canadá la nueva película de Michael Moore: "Capitalismo, una historia de amor", en la que el director le pega al establishment americano por todas partes. En Canadá aman a Moore. En parte porque el primer gran hit de su carrera lo tuvo en el prestigioso festival de cine de Toronto; en parte, porque les encanta ver como deja a EEUU en sus películas. Así que está en todos los diarios y en todos los programas. Está por todas partes.