Se ve que paramos. Medio dormido, miro por la ventanilla, pero no identifico el lugar. Podrìa ser Rosario, pero no dan los tiempos; salimos hace tres horas, demasiado pronto para un micro que para en todas. Debe ser San Nicolàs, aunque no puedo confirmarlo. No es un rápido, aunque la empresa se llame... Mercobus!!! Nombre adecuadísimo para un viaje relacionado con Tonino Carotone. Igual, Tonino viaja en avión. Otros, en cambio, vamos en este bondi hacia Córdoba para el último show del mino Tonino Tour.
Pero no sé exactamente dónde estamos cuando veo al chofer golpear la puerta del baño diciendo "No se puede fumar ahí!!". Con fundamentos, sospecho que adentro del toilette hay algún conocido y espero con cierta morbosidad verle la cara al salir. Sin embargo, un par de minutos después asoma con sonrisita culpable y unos enormes lente negros una dama de unos sesenta años.
Hace tres horas salimos, decía. La termina de micros de Retiro es un lugar perfecto para los desencuentros. Casi parece diseñado a tal fin. No me pregunten por qué, pero siempre tengo la sensación de que todo puede complicarse en ese lugar, sobre todo cuando es de madrugada. Efectivamente, los pasajes que debína esperarnos en la boletería no estaban y debimos comprarlos esperando una tardía reparación del gasto. Además, en verdad el micro salía 15 minutpos antes de lo que nos habían dicho, así que llegamos pasada la hora y tuvimos que agarrarlo saliendo de la estación, frente al Coto de Retiro. Pero todo bien, acá estamos.
Me armé bien el equipaje: cepillo de dientes, remera de recambio, cinco "la manera correcta de gritar", cinco CD de Satélite, cables, la revista La Mano con Marley en la tapa, el Sí de Clarín y "Desayuno de campeones", de K. Vonnegut. Buen viaje.
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Horas después, llego al hostel de la calle Santa Rosa al 400, casi centro de Córdoba capital. Quiero darme una ducha y me mandan a un "ducherío" comunitario que me recuerda que ya no estoy dentro "target hostel". Me "alquilan" una toalla. Es del tamaño de una servilleta (doblada) pero tiene un agujero del tamaño de un mantel. ¿Este es el mejor trabajo del mundo o me parece a mí?
Chequeo los mails y hay un mensaje de Fatty. Dice que anoche subió al escenario con los Trojans, pero que tuvo pánico escénico. Como para no tenerlo!
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Escucho que alguien dice "los de la banda, que esté listos porque por ahí tocan uno más!". Lo escucho desde un baño del subsuelo de la Trastienda, detrás del escenario, y en el submundo del aftershow. Sigo en el baño, y Tonino Carotone sigue haciendo un bonus track de su apoteótico show porteño con el guitarrista Simone. Salgo del baño y me alisto por si hay que volver al escenario. Por mi, haría los 20 temas otra vez, uno por uno. Sería una gran oportunidad de enmendar los pifies que sé que cometí. Pero por sobre todo sería una chance de alargar un instante de felicidad.
En lugar de eso, nos vamos a dormir. Pero, al menos, con el recuerdo, con la foto, de un show recontraintenso. Tonino, qué personaje. Hasta para perderse es elegante. Si los ensayos andaban más o menos bien, en vivo la cosa explotó exponencialmente. Este hombre no improvisa, al menos no sin saber exactamente lo que hace. Simone, su guitarrista, su capitán, en medio de un tema se daba vuelta, nos miraba y se hacía la seña de la cruz, como diciendo "Dios sabe qué pasará ahora..." Creo que una sola de esas miradas vale por un año de profesor de piano...