Ok

By continuing your visit to this site, you accept the use of cookies. These ensure the smooth running of our services. Learn more.

Satélite-in-Blog - Page 51

  • Jools Holland pisa el acelerador en B.A.

    Un día antes J.H. había avisado: “en los shows empezamos tranquilos y después pisamos el acelerador hasta que todos terminan bailando”. Sin embargo, anoche, en el Gran Rex, durante los primeros temas, uno podía dudar de que pudiera cumplir su promesa.
    Aunque con butacas vacías, había bastante gente, pero no necesariamente muchos fans “entregados” a cualquier cosa que Holland tocara. Mucha gente grande, muchos curiosos, mucho "conocido", mucha gente que evidentemente había sido invitada gratis… En fin, un público difícil.
    Y, encima, el concierto efectivamente comenzó con algo de swing y blues más bien “abajo”. Incluso con una chanson afrancesada, con todo y acordeón, “dedicada a Edith Piaf”, según Jools.
    Pero lo cierto es que el tipo sabía lo que hacía. Y exactamente en el momento que se le dio la gana tiró uno o dos de sus característicos “boogies”, en los que aporrea el piano de lo lindo, y todo el Gran Rex se paró sino a bailar al menos a seguir esos dedos frenéticos con algún movimiento para algún lado.
    Sería aburrido hablar de lo virtuosos que son los músicos de Holland. Aburrido y previsible. Pero por ahí sí está bueno decir que, además de tocarse todo, estos muchachos se reían, saltaban y arengaban como si lo suyo no fuera Nueva Orleans sino Londres 1977. Bien por ellos. Y por nosotros.
    Mención aparte, lógico, para Rico, segunda estrella de la noche, en puesto compartido con la diva soul-revelacíon Ruby Turner (más o menos cien kilos más que Amy Winehouse!). En cada intervención (algún solo y voz en “Enjoy yourself” y “love”) fue ovacionado, y no sólo por los 20 que conté evidentemente “en tema” . Pero tengo que discrepar con Augusto Clash: en verdad el Hombre de Wareika no parecía tener taaanta energía... Si hasta me pregunté si podría bancarse un show "solo" en el futuro... Así y todo, como decía, le sobró para ser el más aplaudido.

    En fin. Que este show fue una celebración musical. Para ellos y para nosotros, eso seguro. Y fue tal como había avisado Holland: en un momento pisaron el acelerador y se terminó todo!

    Atención: video exclusivo!

     

  • La música es casi la única forma de felicidad posible

    (llega a Buenos Aires Jools Holland)

     

  • Nice Niza II

    Niza es parte del viejo mundo, pero recibe de buena gana a lo nuevo. Sus museos de Bellas Artes, de Historia y de Chagall están medio apartados del centro. El de Arte Contemporáneo, en cambio, es protagonista absoluto del centro. Tiene un edificio adjunto, o eso creo que es, bastante particular, y no muy clásico que digamos. Es este:

    Niza2009 141baja.jpg

     

    Por estos días, para todos ud que están a punto de viajar a Niza, hay que decir que el Museo de Arte Contemporáneo presenta una muestra muy local del artista holandés Wim Delvoye, de quien jamás había oido hablar, pero que es realmente interesante. Entre otras cosas, por su serie de... Bueno, fíjense ustedes mismos!

     

    Niza2009 153baja.jpg

    No, no están vivos. Me comentaron que es muy común que los tatuadores "practiquen" su arte sobre piel de cerdo, que supuestamente tiene características similares a la humana. No sé si será así, pero Delvoye se las arregló para meter en un museo una docena de chanchitos tatuados y embalsamados.

    Por lo demás, el Mediterráneo sigue acariciando las piedras de Niza con la habitual tranquilidad.

  • Nice Niza

    A esta altura de las cosas, no debería hacer falta recordar que hay que olvidarse de los estereotipos. La cosa es que hay que esforzarse un poco y al menos agarrar esos estereotipos que nos simplifican el mundo y partirlos en varios otros estereotipos. Es así: por ejemplo, tomemos el estereotipo del francés y dividámoslo en media docena de otros nuevos estereotipos, el parisino, el del sur, el bretón, el vascofrancés... Así podremos ser personas mejores, prejuiciosas, pero al menos con una paleta de prejuicios más amplia. Bien.

    Todo esto para decir que Niza está muy cerca de Marsella. Que tiene mucha influencia de italia, igual que Marsella. Pero que no se parece mucho a Marsella ni sus pobladores son tan parecidos a otros franceses. Marsella es rough & tough. Niza es más tranquila. Insisto, a pesar de la tanada: Niza estuvo bajo dominio italiano como cinco siglos. Después la tuvieron los franceses, no hace mucho, creo que como en el siglo XVII. Y después vinieron los ingleses, que inventaron el turismo. Todavía ni existía la palabra "turismo" y los ingleses empezaron a venir a Niza a pasar sus vacaciones, que no eran en verano sino en invierno, cosa rara. Es que ellos justamente querían rajar de la isla cuando hacía frío, y se venían a la Costa Azul, que tiene un clima también invernal, pero muy suave. Había inventado el turismo, ahí por 1800 y pico.

    Niza es la quinta ciudad en población de francia. Y es la capital de la Costa Azul, privilegiada región sobre el Mediterráneo que incluy otros nombres conocidos como Cannes (el del festival de cine) y Saint Tropez (el que le encanta a Bono de U2).

    Tiene una plata de piedras, a lo Brighton, y una costanera, que se llama Avenida de los Ingleses, porque básicamente debe sui existencia a aquellos pioneros británicos. La ciudad fue creciendo entonces con turistas de cierto poder adquisitivo y jubilados de buen pasar, relativamente. Quizás por eso tiene un ritmo más pausado. Marsella, a dos horas y media de tren, es más ruidosa y portuaria y de inmigrantes y enquilombada.

    También hay que decir que Marsella, por todo esto también, es más divertida. Niza tiene, otra vez, su playa, y el Triángulo. El Triángulo es un sector de la ciudad justamente de esa forma, que es su parte más vieja, La Vieja Niza. Edificios de varios siglos, de unos cuatro pisos, con ventanas muy simétricas y unas persianas muy coquetas, todo pintado sobre todo en amarillo, para también en otros colores vivos, provenzales. El trazado de este sector es bastante irregular, lo que hace más entretenido perderse entre bares y locales de javones, especias, aceites de oliva y chocolate, las especialidades locales.

    Y este es Sanseverino, que no es de Niza (creo que es parisino) pero sí bastante genial. Y que le puede llegar a gustar sobre todo a los que clamaron por acá que les gustaba Oscar Aleman...

     

  • Arrollador suceso de "Gente que no"!

    Bueno, quizás no sea para tanto el éxito del "Gente que no", libro que vendría a ser una continuación no temática pero sí "espiritual" de "La manera correcta de gritar". Lo cierto es que la pequeña obra editorial está teniendo su repercusión. Por ejemplo, con dos notas, una en Página 12 y otra en el suplemento de libros de La Nación (epa!), que de verdad parecen haber detectado la onda de la investigación. Repasemos: el lirbo se subtitula Postpunks, darks y otros iconoclastas del under porteño en los 80 y cuenta vida y obra de míticas y oscuras bandas como Los Corrosivos, Los Pillos, Mimilocos, El corte, Sobrecarga, TTM, Don Cornelio, Uno x Uno y Sentimiento Incontrolable.

    Esto dijo Daniel Amiano, de La Nación:

    Para el rock argentino, la década del 80 empezó tarde y terminó rápido. Sus comienzos están entre la Guerra de Malvinas y la jubilosa explosión democrática que se reflejó en una incesante actividad creativa, y el final llegó con la crisis económica de los últimos meses del gobierno de Raúl Alfonsín. Gente que no se ocupa, justamente, de esa etapa, pero muy por fuera de las bandas que comenzaron a convocar multitudes (a la escala de entonces, por supuesto). Este libro habla de los que no llegaron; de aquellas promesas que giraban en el under porteño y quedaron ahí, en esa zona marginal que no tiene en cuenta la "historia oficial" del movimiento.

    Escrito por distintos autores, el libro recupera del olvido a Los Pillos, El Corte, Los Corrosivos, Sentimiento Incontrolable, Mimilocos, Uno x Uno, Sobrecarga, Todos Tus Muertos y Don Cornelio y La Zona. De todas estas bandas cuya estética se emparentó con el postpunk , el dark y un pop extravagante, las únicas que trascendieron en el culto popular fueron las dos últimas. Todos Tus Muertos son los autores del tema que da título al libro, y Don Cornelio, la banda de Palo Pandolfo, tuvo su momento radial con "Ella vendrá". El resto vive en la memoria de quienes transitaban las madrugadas en busca de gestos cómplices y de una nueva manera de expresarse, lejos de los hits radiales. De hecho, muchos de los protagonistas, la gran mayoría, abandonó la música, y sus discos no fueron reeditados aún en tiempos de rescate del rock argentino, lo que agudiza aún más la mitología. El testimonio de los músicos y la puesta en un marco histórico a cargo de cada cronista (Daniel Flores, Alfredo Sainz, Leandro Uría, Franco Varise, Jorge Luis Fernández y Juan Andrade), hacen de Gente que no un libro distinto, ideal para conocer cierta esencia creativa. La característica que une a todas estas bandas es el entusiasmo con el que se vivía la experiencia de hacer música. La recuperación de la democracia había generado nuevos paradigmas, y la música asumía su papel sin lugar para las inhibiciones que habían encerrado al rock en la década anterior.

    No se trató de un movimiento en particular, pero muchos de ellos coincidieron en escenarios y hasta intercambiaron integrantes. Los personajes de entonces fueron devorados por las personas en que se convirtieron luego. Algunos murieron en situaciones extrañas (perdidos en una avioneta rumbo al Amazonas, otro ahogado en España), y la mayoría se dedica a otra cosa (empleado bancario, comerciante, periodista). Podría tratarse de un manual de perdedores, pero no. Más bien se dibuja la trama oculta de un estallido cuyas esquirlas marcaron una época.

    gente que no.jpg

    Y esto dijo Santiago Rial Ungaro, en Página 12:

    “¿Qué es más importante para vos? ¿Tu música o tu culo? Si preferís tu culo es porque no te interesa tanto la música...” Imaginemos por un instante esta escena: estamos en Nueva York, 1989, y Alfredo Peria, el cantante de Mimilocos, discute en un taxi el futuro de su proyecto con Jorge Alvarez, aquel mítico productor del sello Mandioca, que viene rechazando sistemáticamente los demos que le envían, de Buenos Aires a Madrid, los integrantes de Mimilocos. En el grupo, inicialmente un quinteto, sólo quedaban él y Leo Ramella (el único que continuó activo musicalmente en los ‘90, con Los Resonantes y hoy con Emisor). Mimilocos, luego de la entrada en escena de Alvarez, se había ido desmembrando de a poco. Y todo hace pensar en que, más allá del potencial artístico y comercial de la banda, Alvarez estaba más interesado en la piel morena y los ojos verdes de Peria... y en otras partes de su anatomía.

    La pregunta, capciosa y sintomática de la dinámica que se fue instalando en la industria discográfica cada vez con más fuerza (pero que en verdad existió desde siempre), le da al título del libro una de sus múltiples aplicaciones. El tiempo y los gustos de cada uno decidirán qué grupos fueron olvidables y cuáles injustamente olvidados. Y aquí entra en escena la necesidad de mitificar del ser humano, demasiado humano si además está en el ambiente de la música.

    Escrito en capítulos por Daniel Flores, Alfredo Sainz, Franco Varise, Jorge Luis Fernández, Leandro Uría y Juan Andrade (y se los menciona porque ninguno de ellos quiso aparecer en la tapa, buscando quizá cierto anonimato post-punk), cada historia del libro tiene su magia, su tensión y una actitud de búsqueda (a veces artística, otras experimental, otras destructiva) que aún hoy cautiva. Desde la contratapa, Gente que no anuncia su deseo de intentar “rescatar y reordenar ciertos fragmentos perdidos, los más oscuros y subterráneos, del rock y la noche de los años ‘80 en Buenos Aires”. Algo así como el NO antes del NO.

    (...)

    Para Gamexane, desde que se murió Luca (no hay que olvidarse de la relación de Sumo, Miguel Abuelo con La Sobrecarga) pasó algo. “Los Redonditos de Ricota coparon el público de Sumo y luego de separarse generaron clones casi fotocopiados, sin ninguna intención de innovar. Y esas bandas, desgraciadamente populares, destruyeron todo y generaron la caza de brujas que vino después de Cromañón, situación aprovechada por monopolios vomitivos.”

    En el libro, justamente, se cuenta cómo La Sobrecarga –después de dos discos, con un primer trabajo bastante vendedor y proyección sudamericana (habían tenido éxito en Chile)– fue abandonada por Daniel Grinbank después de unas declaraciones del propio Gamexane en un conocido suplemento cultural. En esta época en la que prender fuego se volvió un hecho tristemente literal, bien vale recordar que el fuego siempre existió; pero hubo una época, no tan lejana, de la que este libro trata de dar cuenta, en la que los artistas se prendían fuego artísticamente hablando.