Cosas que aprendés de Japón a una hora de haber aterrizado en el Aeropuerto Internacional de Narita.
1. El aeropuerto internacional de Tokio se llama Narita. Y Narita es también el nombre de la ciudad donde se encuentra. Narita sería algo así como Ezeiza, por hacer el típico ejercicio argentino de plantear paralelismos medio inútiles, pero a la vez prácticos. Sapporo, en tal caso, sería la Quilmes japonesa (!).
2. Tenés una imagen de de Tokio, con luces, torres, carteles de publicidad, pantallas, gente apretada en el subte… Pero si del aeropuerto te vas directamente a un hotel en Narita, lo cual no es raro para alguna de la gente que viene acá por trabajo, te encontrás en realidad con paisaje suburbano parecido en un punto a ciertas partes de Estados Unidos, con casas modestas e impersonales, fábricas, concesionarias, mercaditos tipo 7 Eleven, algún bar de ruta para extranjeros… No mucho más.
3. En Japón se maneja como en Inglaterra, del lado derecho de la ruta.
4. En Japón no se habla mucho inglés, ni siquiera en lugares ultrainternacionales, como el sector de migraciones de un aeropuerto como el de Narita.
5. Dicen que en Tokio hay más restaurantes italianos que en Roma. Los japoneses adoran la comida italiana. También hay mucha cocina china y, en menor medida, coreana. La comida, en general, es muy importante. Una persona que trabajó un tiempo en Tokio y otro tiempo en América latina dice que japoneses y latinos tienen eso en común: le dan mucha importancia a la comida y al momento de sentarse a comer.
6. Agosto es uno de los meses más calurosos en Japón. La temperatura pasa los 40, fácil, y la humedad es altísima.
7. Un dólar, 75 yenes, más o menos. Los precios resultan un poco caros para el bolsillo argentino. Pero, hey, en Uruguay también!
8. Todo, desde las estaciones de servicio, el aeropuerto, la pantalla de televisión, los hoteles, el interior de los taxis, está lleno de cartelitos, anuncios, precios, avisos… Desde ya, incomprensibles incluso para occidentales que viven hace años en Japón.
9. Narita tiene más hoteles cuatro y cinco estrellas que algunas capitales latinoamericanas. En esos hoteles paran muchas tripulaciones de distintas aerolíneas. Para ir a Tokio, hay que tomar un tren de algo más de una hora.
10. Por todos lados hay máquinas expendedoras de cualquier cosa. Sobre todo bebidas, de insospechable sabor, pero también hay de otros productos.