Caen piedras sobre Buenos Aires, langostas en Córdoba, se secan las Cataratas del Iguazú... Se acerca el fin, obvio, así que qué mejor que disfrutar de lo que todavía nos queda. Por ejemplo, este top ten de los últimos días:

1. "Esperando el fin del mundo" (justamente), el disco de Rubin que acaba de editar Scatter Records. Once perlas pop, incluidas una con los vientos de Satélite y un finísimo cover de Cleaners From Venus (!). Imperdible, desde el arte de tapa hasta versos como "Odio el calor y las canciones de Paul" y el hi hat de "Adiós, Torino".
2. Flavio Mandinga, cuando subió con Satélite K. para hacer "Perdimos" en Unione e Benevolenza. Inspirador e instigador. Lo había hecho en la fiesta Rolling Stone y lo volvió a hacer.
3. Rosario Smowing en la fiesta Bubamara, el sábado pasado. Y la fiesta Bubamara, en general (entre el público había un "Edgard" que abrazaba a todo el mundo). No puedo creer que los rosarinos, después del show, se miraran como que no había salido tan bien...
4. "Hey, Lloyd, I'm ready to be heartbroken", impecable, irresistible y adictivo tema de los escoceses (?) Camera Obscura. Búsquenlo. Si justo se sienten como yo esta semana, lo van a disfrutar (mientras se arrastran del living a la cocina).
5. La sopa agripicante del riquísimo y baratísimo restaurante chino-peruano de Perú (justamente) e Independencia. Y la sopa de wan-tan del Cantón (Córdoba y Gascón). Las sopas.
6. Las notas sobre el disco "Oktubre" en la revista La Mano.
7. Fugees, la mejor disco del mundo! Bueno, la mejor disco nigeriana de hip hop porteña en el mundo. Seis pesos la entrada, con consumición, excelentes DJ, el mejor ambiente. Lástima lo que le pasó a Ana. Queda en Bolívar & San Juan.
8. Vienen los Beastie Boys.
9. Lily Allen: la mujer perfecta. Ian Dury-Specials-Beastie Boys-Nancy Sinatra. Busquen su disco, el single "Smile" y los sets de DJ que andan por ahí, donde mezcla sus propios temas con hip hop, ska y lo que venga, más o menos...
10. Estoy durmiendo bastante mejor.

Mmm, a ver... La verdad, para mí estuvo bien de gente este último show. Aunque sí es cierto que la gente que vino, llegó bastante tarde. Mucha se perdió a los increíbles Rosario Smowing, y otros aparecieron incluso cuando nosotros habíamos terminado.
Pero todo eso es lo de menos. Me interesa tomar el tema este del precio de las entradas, aunque no porque tenga una opinión muy clara del asunto.
Lo que sí sé es que los costos de un show son altísimos. De verdad. Y los "alquileres" (aunque se los llame "arreglos" son alquileres de hecho).
Me parece que quizás algunos tengan la fantasía de que los músicos se llenan de plata por cobrar una entrada dos pesos más cara de lo que costaba un año atrás. Y lo cierto es que no. Al menos no es nuestro caso, aunque sí procuramos que la gente que trabaja con nosotros (no que toca, sino que trabaje) tenga su recompensa, modesta pero recompensa al fin.
Tocamos en lugares más bien caros, eso es cierto. No hace falta explicar qué pasó para que otros lugares ya no estén abiertos, creo. Aunque aquí el amigo Javier extrañe ciertos sitios, yo tengo recuerdos ligeramente distintos.
Me acuerdo de mi desesperación cuando, en Tabacco, se cortó el sonido al tercer tema de Chris Murray. También me acuerdo de los vidrios rotos en el San Martín, y del malabarista que tiró uno de sus objetos de arte sobre mi teclado en la mitad de un tema (aunque, Noelia, sí hicimos el show completo y estuvo muy bueno). En El san Martín se cobra sólo un peso porque es un lugar del Gobierno y todos los gastos están obviamente cubiertos por la Ciudad. ¿Qué tan "alternativo" es eso?
También me acuerdo de lugares clausurados, skins con malos modales y, especialmente, recuerdo como a un amigo mío le ropieron la mandíbula en la puerta del encantador Salón Pueyrredón. Me cuesta extrañar este último punto.
No me malinterpreten: también yo tengo muy buenos recuerdos del Salón, pero si no me equivoco, la última vez que tocamos ahí se cortó la luz al quinto tema. En ese sentido, creo que la entrada de seis o siete pesos resultó más cara que doce pesos por ver un recital completo y en un lugar donde no necesariamente te manden a la guardia del hospital más cercano...
Otra vez, yo también extraño algunas cosas de los lugares más chicos. Aunque te aseguro que los arreglos no eran mejores. Hay que decirlo: ciertos lugares más "alternativos" terminaban sacándote plata exactamente igual que lo hacen en lugares más grandes. Recuerdo también cómo te cobraban "alquileres" de sistemas de sonido que en realidad no eran alquilados, sino que pertencecían al lugar, y encima carecían de la mitad de las cosas que necesitábamos, por lo cual debíamos alquilarlas aparte y pagarlas nosotros mismos. Te encontrabas en la triste situación de financiar con tu "trabajo fuera de la música" el boliche de un tipo y el ahorro del público.
No estoy seguro de que se entienda lo que quiero decir, porque quizás alguno se quede con sólo una parte de esto. Por eso insisto en que a mí también me gustan los lugares más chicos, donde siempre me divertí más como público y en el escenario. Pero lamentablemente hoy no hay demasiadas alternativas viables y nos encontramos en esta situación.
Ojalá podamos encontrarle la vuelta y cobrar entradas lo más baratas posibles para que nadie quede fuera.
Más allá de este tema, el show del viernes fue realmente uno de los que más disfrutamos en los últimos años.

Qué buenos son Los Kahunas. Pero vamos por partes. Primero: ¿quiénes son Los Kahunas? Fácil: son una banda surf argentina. Digamos que son la banda surf argentina que viene detrás de Los Tormentos, otro grupo surf un poco más conocido, con un poco más de prensa, más tiempo en los escenarios (creo...) y más grabaciones. Aunque en calidad están de lo más parejos. Al menos para mi humilde gusto y oído apenas superficialmente entrenado en cosas como Ventures, Link Wray, Surfaris, Man or Astro Man, Laika & the Cosmonauts, etc, etc.

Ya se dijo acá mismo que los Tormentos son sencillamente grandes. Y ahora hay que decir que los Kahunas también. Y habría que preguntarse también entre paréntesis por qué la escena surf local es tan pequeña y tan interesante a la vez.

Para los que conocen a los Tormentos, los Kahunas son igual de conocedores del género, pero se inclinan por un repertorio más melódico y, por momentos, más "suave". Aunque a veces sí, en general no se lanzan a los niveles de intensidad sónica de sus colegas. Ganan, en cambio, por algunas melodías pegadizas y como más "sensibles". Escuchen "Another summer song", de su primer disco, y se ahorrarán toda esta explicación tan mal resuelta.

El sábado pasado tocaron justamente con Tormentos en Unione e Benevolenza, que es donde Satélite Kingston y Rosario Smowing tocarán este viernes cerca de la medianoche. Y fue notable cómo estos Kahunas manejaron su sonido en vivo, con esas guitarras trémolas irresistibles. Y tuvieron como invitados a Flavio Casanova (que anunció inminente debut de su nueva banda, postHistoria del Crimen) y a... (rockabilly de chanes): Chizo, de La Renga!!!! Parece que el baterista Kahuna es cuñado del frontman rengo. En fin, la verdad es que esto último no fue lo mejor del show, aunque tampoco estuvo tan mal.

Ojalá hayan podido verlos. Si no, la próxima.

http://www.loskahunas.com/

Bien. Hablemos de cosas importantes. ¿Cuál es mi idea de la felicidad? No, equivocado: es una heladera con suficiente Stella Artois y el DVD de "Punk: Attitude", que todavía no ví. ¿Puedo sumar un paquete de Lays Mediterráneas? No querría abusar de su confianza...

Acabo de ver la película en cuestión y de pensar en mil cosas. Bueno, pensé en dos o otres cosas nomás. Una: que el punk es uno de los más mitificados capítulos del rock. Siempre que se trata de punk, aparecen esos testimonios de que la primera vez que tocaron los Pistols en Manchester no sé quiénes estaban en el público y luego formaron bandas increíblemente influyentes, o sobre la primera gira de los Ramones por Inglaterra o sobre MC5, o sobre el primer show de Television en el CBGB´s o sobre quién usó primero "the p word".

No me malinterpreten: me encanta el punk y he consumido puntualmente, además de buena parte de su discografía, cada documental y libro al respecto, de La Gran Estafa a las 600 páginas en idioma original de "England´s Dreaming", de Jon Savage. Y disfruté cada fucking alfiler de gancho. Pero, justamente, con semejantes lecciones, no puedo dejar de reconocer cierta ingenuidad en toda la leyenda, me guste o no.

Lo que no significa que no haya sido un período realmente especial. Al contrario: digo que Nueva York en el 75, Inglaterra 76-77, California 79-80, Wash. DC 80-81, fueron momentos tan únicos que al intentar comprenderlos y explicarlos se cae en atajos intelectuales simpáticos, pero insuficientes, erráticos.

Pero cómo se disfruta esta película. No es para menos, si ahí aparecen demasiadas de las personas más cool en mi Breve Historia de la Humanidad (tómenlo de parte de un fan del ska, por favor):

.Captain Sensible

.Thurston Moore

.Jim Jarmusch

.Henry Rollins

.The Clash

.Ian Mckaye

.John Lydon (y no estoy nombrando ningún otro Sex Pistol)

y otros que también caen muy simpáticos:

.Dictators, Buzzcocks, Glenn Branca, Jello Biafra, Ramones, etc, etc, etc...

El punk, el punk... Miren, realmente, con todo lo incomparable de la música jamaiquina y de la música de tantos otros géneros, hay que decir que no sé si existe algo que te produzca escalofríos como los ojos bien abiertos y la furia de Johnny Rotten cantanto "No fun". Revisen. Sé que los que leen esto son melómanos y tienen su propio álbum de recuerdos de fan, sus favoritos personales. Pero no creo que encuentren algo así.

Para los que no sólo les gusta el punk, sino que los alienta su evolución, Lydon, a diferencia de la "línea Sid", encima los inspira por haber tenido resto creativo después de tomar el cielo por asalto, nada menos. Hasta Henry Rollins (sorprendentemente) admite que Pil le parece más interesante que los Pistols... 

Lo otro que a uno le pasa después de ver "Punk: Attitude" es que la comparación resulta muy dura. Digo, uno toca también, tiene ideales también... se cree, a su manera, un iconoclasta! Y cuando ves a MC5 tocando Kick Out The Jams te dan ganas de anotarte en Administración de Empresas y tener hijos rápido. Bueno, "ganas" no, pero sí sentís que es todo lo que te queda por hacer si tenés promedio 30. Si sos más chico, quizás quieras armar una banda. Sólo espero que no sea Blink 182.

PS: el viernes pasado tocamos con Rosario Smowing: esa es una banda que entiende el punk (lo sepa o no).

1.  Vamos a los saltos en la parte de atrás de una camioneta del pueblo de San Isidro al pueblo de Iruya, en Salta, no lejos del límite con Jujuy, a unos 70 kilómetros de Humahuaca. Vamos a los saltos entre ripio, piedras más grandes y unos hilos de agua a los que acá se conocen como "ríos", entre montañas de mucho más que las míticas siete tonalidades de la provincia vecina. "Sacamos un folleto con el Cerro de los Diez Colores y los jujeños se van a querer morir", festeja Juan, el chofer salteño.
Levantamos primero a un tipo de unos cuarenta años, probablemente menos, de pelo largo atado, jeans, un bolso lleno de instrumentos autóctonos y un acento que denota una larga temporada en Buenos Aires. Después subimos a una turista rubia, de unos cincuenta, que salió a caminar, se cansó y encontró en nosotros la oportunidad de llegar a algún lado antes de la noche.
Los tengo delante, porque voy mirando atrás, y ellos, el coya y la rubia, enseguida ponen en escena un diálogo de esos que los directores ansiosos meten en el medio de una película para hacer más obvio su mensaje, con el costo de arruinar la historia.
La mujer protesta porque vino de vacaciones y no puede creer que no haya ningún lugar donde, por la noche, la gente "toque la guitarra". El músico no disimula su molestia y le responde que acá, en Iruya, no se toca la guitarra, se tocan otros instrumentos. Ella insiste; bueno, dice, "que toquen algo", como quien pagó el pase de Disney y no puede creer que el ratón Mickey no aparezca por ningún lado. El tipo, un grado más incómodo todavía, da vuelta los ojos y le explica, sin tono de que le importe que lo entienda: "Mire, no estamos acá para ponernos a cantar cuando ustedes llegan, no es así".
Como espectador de esta pequeña representación sobre la incomunicación entre blancos y aborígenes, no puedo creer que la rubia no acuse los golpes. Y eso que retrocedo unos minutos y tengo que admitir que yo no estoy muy lejos de la señora: cuando ví los instrumentos, lo primero que le pregunté al músico fue si iba Iruya para venderlos. Me dio bastante vergüenza que me devoliera un vengantivo "soy maestro de música..."
Decía que quizás la rubia no acusa los golpes porque él le habla sin mirarla, con la vista en el piso de la camioneta o en los cerros o en mis zapatillas, no sé. Lo mejor es que cuando ve que ella no recibe el mensaje, cambia de estrategia y sorprendentemente se pone conciliador, aclarándole que en realidad ellos están en otra etapa, que todavía su gente no comprende bien esto del turismo, que no está muy preparada, pero que ya llegará el momento. Ni siquiera así la rubia está conforme.
Después, me contaron que el coya aparece en el documental "Río arriba", de Ulises De La Orden, que están pasando en el Malba ahora y que vale la pena ver para conocer lo mal que la pasó la gente de este lugar.

2.  Parece que hace algo más de un año llegó a Iruya un grupo de chicos de San Isidro. Alquilaron una casa, se instalaron, empezaron a recibir más gente ahí y hasta se pusieron a oficiar de guías de trekking por la zona. En este pueblo de 1200 habitantes, aislado de casi todo, hacían fiestas hasta tarde, "musicalizaban" las noches con cosas que jamás nadie había escuchado por ahí (¡quizás Satélite Kingston!)... Finalmente los echaron. No me explicaron bien cómo, pero lograron que se fueran. Los recuerdan como los hippies, drogados; los describen gesticulando para dar a entender que tenían dreads. Una de las razones por las que los chicos estos no le caían bien a nadie es de lo más curiosa: "La gente grande de acá se pone mal cuando hay personas semidesnudas; nosotros somos muy discretos, nos tapamos todo; acá es difícil aceptar que anden sin ropa o que se tiren a tomar sol...", dicen, palabras más, palabras menos. En general, menos.
Estos tipos deben estar contando que vivieron toda una aventura, tipo DiCaprio en "The Beach" (perdón por la cita intelectual), en Iruya. Que encontraron el paraíso perdido en el NOA, el lugar más especial del mundo. El "Nepal de Argentina", como me dijo una chica. Tan exótico que no lo entenderías, vos que trabajás todos los días en el centro...
Pero resulta que la realidad fue otra: en Iruya nadie sabe qué significan los dreads (bueno, igual que la mayoría de los que los usan en Buenos Aires) y no les caen necesariamente simpáticos.