Tengo una pila de DVD grabados con películas desde más de un año. Quizás incluso hace más de dos años. Y las voy mirando de a poco. Lo único que sé antes que empiecen es el título. Y hasta eso es dudoso. Ni la menor idea de qué se tratan, de cuándo son, en qué lugar se hicieron, etcétera. Muy cada tanto pongo uno de los DVD y miro alguno de los misteriosos films. Es raro poner una película sin tener la menor idea de qué va la cosa. Hoy fue uno de esos días. Y para contar que ví no pienso googlear nada tampoco (salvo para ilustrar esto debidamente). Primero fue “Four lions”. La recomiendo. Parece ser una película británica-pakistaní. Adivino que el director debe ser pakistaní, de otra forma no se le perdonaría el humor racial. No digo racista, pero sí racial. Porque, bueno, la película trata de un grupo de pakistaníes en algún lugar de Inglaterra que pretende conformar una célula terrorista. La historia es rara. Empieza como una típica comedia de gags, paródica. Muy graciosos, por ejemplo, cuando los amigos intentan grabar videos con amenazas o adjudicaciones de atentados (que aún no perpretaron). Pero luego… no es sólo eso. Es interesante, entre cómica y cruda. Algo bastante raro. Muy interesante. El final, extrañísimo.
La segunda que vi fue “The Trotsky”. Algo más extraño aún. Ahí va la definición que pensé mientras la miraba: una cruza entre “La guerra y la paz” y “High School Musical”. Esta es canadiense. Un alumno de colegio secundario en Montreal cree ser la reencarnación de Leon Trotsky, entonces intenta comenzar una revolución en el cole. En serio. Yo digo: a quién demonios se le ocurre una idea así para una película? En fin. En esta se da lo contrario de “Cuatro Leones”: cuando pensás que puede venir algo bueno, la película se desvía para la mayor de las obviedades y los lugares comunes (a pesar del punto de partida nada común, por cierto). Conclusión: baje “Four Lions”, pero no pierdan el tiempo con “Trotsky”.
Anoche falleció Horacio Gamexane. Uno de mis músicos favoritos en el rock de por acá. Quizás me esté apurando en escribir esto. Quizás me contagie del ritmo de los tiempos, casi como tuiteando, cuando en verdad eso no me gusta demasiado. Pero la noticia lo impone. Una noticia realmente sorprendente.
Entiendo que durante una gira por México, con Todos Tus Muertos, al primer violero punk aryento debieron trasladarlo de urgencia, de vuelta a Buenos Aires donde lo internaron en el sanatorio Güemes.
Luego de unos días en estado crítico, murió. Hoy la noticia corre, vuela, se postea y retuitea, como es de esperar. Empiezan a acumularse los mensajes en el facebook del propio protagonista.
Yo me acuerdo de esa guitarra en "Noches agitadas en el cementerio", el cassette de Todos Tus Muertos grabado en vivo en el Parakultural, en 1986. Esa guitarra, sobrecargada de efectos, era increíble. Realmente. Un asalto sonoro, una descarga eléctrica que estallaba desde el sótano ese, húmedo y medio lúgubre. Con mis 14 años, aprox, no lo podía creer. Escuchaba una y otra vez esa guitarra pirotécnica, que sobrepasaba, lejos, los preceptos básicos del punk.
Lo mismo con la Sobrecarga, la otra banda de Gamexane durante los 80, aun más experimental que TTM, mucho más. Ahí se podía apreciar lo sutil que este músico podía ser también.
En lugar de estas pavadas, quien realmente quiera saber quien fue este tipo, puede leer ACA una entrevista como la gente, del gran blog Stay Free.
Como sabrán, este domingo se concreta un nuevo show internacional de ska en Buenos Aires, en Niceto. The Toasters (o “Los toAsters”) debutan en la ciudad, finalmente, en su gira de 30 años, nada menos. Con Satélite Kingston tendremos el gusto de tocar por segunda vez en nuestra historia junto con la banda del Señor Bucket, a 12 años, maso, de la primera… También tocan Sombrero Club y Staya Staya. Así que será una fiesta, ninguna duda.
Tengo una larga historia con The Toasters. Aunque nunca fue una de mis bandas favoritas, la verdad. Pero hemos tenido nuestros buenos momentos. Muy buenos.
Lo primero que podría decir me hace sentir realmente viejo… La primera vez que vi a Los Toasters fue en… 1990!! Dios mío. Era yo casi un niño en los primeros años de la secundaria. Nos habíamos hecho amigos con el único otro “chico hardcore” del colegio. Teníamos por costumbre salir de la escuela y manejar casi una hora hasta otro estado (¡!) para comprar vinilos, especialmente en dos disquerías míticas: Yesterday & Today y Vinyl Ink. En algún momento mi amigo decidió ampliar su espectro musical hacia el ska. Eso solía pasar en esos tiempos. Y quizás ahora también, no sé bien: quien escuchaba punk o harcore o ambos en algún momento probaba también con algo de ska. De las primeras compras de amigo recuerdo dos muy bien: el LP “One Step Beyond” y un single 7pulgadas con The Toasters en el lado A, con el tema “Talk is cheap” y del otro lado Beat Brigade, no recuerdo qué canción, pero el otro día se lo contaba a Selector Lucho y él sí sabía cual era!
Hasta hoy “Talk is cheap” (igual que la mayor parte de “One Step Beyond”) es una de mis canciones, digamos, two tone-ska-pop favoritas. Una base tipo Bad Manners, con cantante inglés (Bucket no es americano sino British as 5 o clock tea) y toaster jamaiquino...
Washington DC. A la primera oportunidad, fuimos a ver en vivo a los famosos Toasters. Entonces ya habíamos escuchado algo más de su música. Los vimos en el 930 Club, de Washington DC. Y nos volvimos locos. Pasó esto: cuando llegaron los bises, Bucket arengaba a la gente para que pidiera qué tema quería que tocaran. Todos gritábamos nuestros títulos favoritos. Yo, en particular, aullaba “Matt Davies!!!!!!” en primera fila, porque me gustaba mucho ese instrumental a la James Bond (TODA banda de ska entonces debía tener uno de esos en su lista). Como supongo que ese era el que tenían preparado, Bucket me puso en frente el micrófono y grité una vez más “Matt Davies!!!!”. Y ahí la tocaron y todo se vino abajo. Esa noche me compré un pin de la banda. Ese pin tenía en la campera cuando, en 1991, entré a Sao Bar, Palermo, Buenos Aires, para ver a los Oxidados y Espías Secretos, que esa noche tocarían “East Side Beat” o “Weekend in LA”, no me acuerdo. El Visón vio mi prendedor y me vino a hablar. Así nos conocimos. Diez años después de eso, tocamos juntos en una banda. Veinte años después tocamos juntos con Roy Ellis! Coincidiremos alguna vez en el mismo hogar para ancianos?
Miren esto, por favor!(está bloqueada la posibilidad de postearlo, pero es imperdible)
2. San Pablo. A fines de los 90, y esto creo que lo contamos 800 veces, con Satélite viajamos por primera vez a San Pablo, Brasil, ciudad con la quedaríamos enganchados de por vida. Fue justamente para tocar con The Toasters en la inauguración de un centro cultural, al aire libre. Fue una experiencia increíble. En ese momento los Toasters presentaban “Hard Band Fe Dead”, un disco que me gusta, quizás el último de ellos que escuché con atención. El show de ellos fue buenísimo. En la banda estaban Victor Rice en el bajo, Sledge en trompeta, y algunos vientos del New York Ska Jazz Ensamble, si no me equivoco. Y quizás estaba el toaster Coolie Ranx, pero no estoy seguro. Era una formación All-Star, realmente.
Es muy raro, rarísimo, que hable con alguien a quien no conozco. O mejor dicho, es muy raro que me acerque yo a hablar. Pero en este caso tenía que hacerlo, tenía que contarle a Bucket que era argentino, que estaba tocando con el Brasil, pero que ya lo había visto en Estados Unidos y que había pasado esto de que pedí el último tema de show y lo tocaron. Me acerqué, se lo conté y el tipo me miró como si le hubiera comentado que acababa de leer en el diario que el pronóstico decía que al día siguiente el clima estaría seminublado. Pronunció algo así como “aja” y siguió con lo suyo.
Después de ese show, Rice se quedó prácticamente a vivir en San Pablo. El asistente del productor se separó de su “jefe” de entonces y lanzó su propia productora, que hoy sigue funcionando. Satélite volvió seis veces más a Brasil y yo en particular lo hice unas 20 veces. Y un pibe de las afueras de San Pablo que esa noche llegó tarde cuando ya había terminado todo se convirtió en un gran, gran amigo.
Bucket era entonces también el responsable del sello ska Moon Records, uno de los arengadores del "ska boom" de los noventa, con lo bueno y lo malo que eso implica. Lo bueno, claro, la posibilidad que muchos tuvimos de empezar a tocar y viajar y grabar, por una especie de efecto derrame de la "moda". Lo malo, una cantidad de discos pésimos de bandas francamente incomprensibles, de la que sería muy difícil volver. Y de hecho Moon Records no pudo hacerlo y es historia hace ya años.
3. París. La tercera vez que vi a los Toasters fue casi más rara. Fue hace dos años, maso. Estaba trabajando en Francia y me enteré que la misma noche que estaría en la capital tocarían los Toasters. Aunque ya les había perdido la pista hacía años, me organicé como para ir. Por lo que vi en un mapa, el show sería junto al Sena. Me tomé el metro hacia la parte oeste de la ciudad y cuando llegué me di cuenta que no sería junto al Sena sino SOBRE el Sena, en un antiguo barco de madera. El barco, anclado definitivamente, se había convertido en lugar de shows. Se llamaba “La Dama del…” algo, no recuerdo qué. De los Toasters que conocía sólo estaba Bucket, en voz y guitarra, junto a otros músicos mucho más jóvenes. El show fue hitero y estuvo correcto. Pero esta vez no me gasté en contarle a Bucket mi historia con los Toasters. Pero hicieron esta canción, que también me gusta mucho:
¿Cuantos bares, cafés, coffeeshops, pubs, sports bars, speak easys y doners hay en Amsterdam? Una respuesta posible es 800 mil, es decir el mismo número que hay de personas.
¿Cuántas bicicletas hay en Amsterdam? Dicen que alrededor de un millón. Es decir, un 20 por ciento más que ciclistas. Se las ve amontonadas y encadenadas en todas partes, en todas las calles, puentes, canales... Curiosamente, no son las bicis de última generación que se podrían esperar de una saludable economía como la holandesa. No, son bicicletas viejas, sin mayores accesorios que una campanita para advertir a los peatones. Es que, dice, todos los días se afanan cientos de bicicletas que, al día siguiente, la gente vuelve a comprar en los percados de pulgas, con toda naturalidad. O se caen a los canales de la ciudad, consecuencia de largas sesiones en los bares y coffeeshops. Dicen que el año pasado, por ejemplo, se rescataron cerca de 50 mil bicicletas del fondo de los canales de Amsterdam.