Lo primero que recuerdo cuando escucho “Toco madera”, el CD (R) que tengo de la argentina y nómada J.Ch., es una historia que me contó un amigo. ¡Eran los años ochenta! (no, no cuando me lo contó, sino cuando le ocurrió). Se compró este amigo mío un cassette de Jesus and Mary Chain. Lo llevó a la casa, lo escuchó y pensó en devolverlo porque le parecía que había un error, que debía sonar así por algún defecto de la cinta, algo de fábrica. Lo rebobinaba, lo volvía a poner y pensaba: "No puede ser". Y la verdad es que ese ruido no era culpa, no al menos esta vez, de la deficiente industria argentina del audio, sino de las guitarras de la banda en cuestión.
En “Toco madera” (¿se llamará así? No hay lista de temas, no al menos en mi copia que dice "No me discrimines, soy un CDR") algo rompe los pequeñitos speakers de mi pobre notebook y me hace pensar que algo está mal en la grabación, en la mezcla o en algún otro momento. El aleteo ese hace crack, crack... Pero la voz no. La voz en cambio me recuerda que la Chang me contó hace unos meses que tenía un proyecto de canto con caja. Y, sí, hay algo de andino en “Toco madera” (justamente...). Pero también de Kurt Cobain. Y el leve problema sonoro probablemente se deba a que mi copia, como me advirtieron, era una versión previa a la mejorada, la nueva que volaría a Europa, a cinco euros, porque la cantante estaba por partir (de gira!) allá.
De todos modos, no es el disco el que me impulsó a estar despierto, la noche que lo recibí, un rato más. Fue el libro. El booklet de cocina. No, ni siquiera eso. Fue el horóscopo dentro del libro de cocina.
Paréntesis, porque empezó a sonar “Closing Time”. Y de pronto me acuerdo que durante el Changshow, cuando Chang anunció que iba a tocar este tema creí, iluso, que arremetería con un cover de Tom Waits. Pero no, no es el Closing Tom, sino el Closing Chang. Y es mi canción favorita del CD-R. Tiene como un... crepitar. Arranca, se queda. Es suave y áspera a la vez. Inocentemente perversa, más o menos.
Lástima que en ese disco no esté un tema que Chang tocó en un show acústico, con el notable percusionista de Pablo Dacal (que me parecía conocido y efectivamente lo conocía: fue barman en mi fiesta de cumpleaños!). Ese que decía “dejame llevarte”, “donde nada es importante”, o algo por el estilo. Ese tema no está acá.
No tengo relación alguna con Chang, salvo algún amigo en común, pero me gusta lo que hace, mal que le pese, me imagino, a alguno que lea este anotador. De hecho, creo que ni siquiera está en la Argentin. Así que si alguien quiere escucharla, mejor que se vaya a Europa y chequee todos los días las páginas sobre conciertos de argentinos expatriados. Y por ahí tiene suerte. Y si no quizás ve a... ¿Miguel Mateos?
Pero estábamos en otra cosa. Estábamos en el horóscopo, antes del paréntesis dentro del paréntesis dentro del paréntesis (ahí está: eso pasa en Closing Time: son paréntesis que dan paso a otros paréntesis; para el último, chances are, no recordás el primero y querés volver a empezar). El horóscopo del libro de cocina de Chang es increíble. Me produce la sensación que me producen las cosas que más me entusiasman: lo primero que quiero hacer es mostrárselo a unas cinco personas de las que estoy, digamos, intelectualmente enamorado, con las que siempre quiero conectar con este tipo (¿cuál?) de información. ¡Quiero verles las caras cuando lo digieran! Sé que va a ser reconfortante, rewarding. Aunque ya voy por la segunda “Closing time”, y no me repongo de la frustración de que no sea el “Closing time” de Waits, eso sí. Aunque la versión de “Loco” (¿”Loco tu forma de ser?”) cubrió la necesaria cuota de covers de la noche.
¿Y quien es el señor que “editó” el libro de la Chang? Sin duda un señor sensible. Aparece como un tal Vittón. Yo conozco a un Vitón, pero con single t. Vaya uno a saber.
Volviendo al CD. Estoy en la tercera vuelta de “Toco madera”. Y está claro que no es lo mismo el CD que el show vivo. Dato extra curioso: “Toco madera” se llama también el disco de un amigo al que creo que este otro disco podría gustarle mucho. Y, de hecho, mañana intentaré peregrinar al trote, digamos ligero, para mostrárselo. Le van a pasar dos cosas: va a odiar que le hayan sacado el título. Y le va a encantar. “Encantar”, digo, como encantar-encantar. Quiero decir que va a asomar como una viborita. Va a hacer la danza del descubrimiento. Lo conozco bien. Y sé que lo que va a hacer. Y después me va a decir “Está bien”, nada más. Se va a reír, también. Mejor entonces le hago una copia, para que escuche a solas, sin una mirada (mía) a la que responder en un momento dado.
De todos modos, la página www.juanachang.4t.com/ da a entender que J.Ch. vuelve a tocar en Buenos Aires pronto y en un lugar bastante interesante: Campamento Huno.