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  • Police on my back!

    medium_Quadrophenia_Sting.jpgDesde hace un tiempo, lo habrán notado, el precio de la entradas de recitales internacionales (y algunos locales) en la Argentina ha alcanzado precios absurdamente altos. Un fenómeno que, por suerte, no necesariamente se ha dado más con los recitales "jamaiquinos", pero sí con todos los demás. ¿300 pesos para ver a Roger Waters? ¿400 para.... Coldplay?!

    La codicia de los productores en estos casos parece alcanzar la altitud de las "estrellas" a las que convocan para estos festivales de la plata fácil. Bueno, no tan fácil: de alguna trabajosa manera se las arreglan para convencer a 50 mil personas (en River) de que es una buena idea gastar la plata que en este país no sobra en un espectáculo que, sinceramente, no da mucho más que una buena noche en el Salón Pueyrredón, por 10 pesos, o algo así. Exagero un poco, quizás, pero... En fin.

    medium_ChiefofPolice.jpgY esto nos lleva a la noticia-rock del año: el 4 y el 5 de diciembre The Police tocará en River. Peligro de sold out. Y no cuesta imaginar las colas y los precios y la reventa para ver a esta mítica banda, que a mí me interesó exactamente hasta que cumplí 13 años, pero que mucha gente por la que tengo un alto respeto melómano ha seguido surco a surco. Por algo será. A mí, Sting me parece odioso hasta en su personaje de Quadrophenia. Nunca me inspiró ninguna simpatía su approach al reggae. Y que intentara vincularse con el punk siempre me pareció una falta de respeto. Pero ese es un problema mío (y, por favor, no me vengan con que "son músicos muy grosos", porque eso sería no entender ni la primera p de pop...).

    medium_Police.jpgMás allá de eso, no creo que sea ningún crimen que alquien mueva el pie con los temas de La Policía (qué nombre!). Así que me da pena que los que quieran hacerlo deban pagar los precios que van a querer cobrarles. Que son realmente una locura.

    Miren si no. Satélite in Blog tuvo acceso a un mail que ya está circulando, con una "oferta" especial, adelantada, para amigos y allegados a la producción, beneficiándolos para que se eviten esperas y frustraciones cuando los tickets vuelen.

    Campo VIP: 400 pesos, más 40 de "cargo por servicio". Platea baja, 350 pesos, más cargo por servicio. Platea baja común, 300 más cargo de servicio... La más barata, 150.

    Aparte de los abultadísimos precios, está el detalle del "cargo por servicio". Qué cargo por servicio? Qué servicio? Si el servicio no está incluido, para qué son los 400 pesos? Qué es esta locura? Y por qué el cargo por servicio es distinto según el tipo de medium_police1.jpgentrada? qué varía en el trámite de comprar una platea VIP o una popular sin ubicación? Es como si uno pidiera la cuenta de un restaurante y le cobraran, además del morfi, un cargo extra por imprimir la factura y caminar hasta su mesa para traerla...

    Ni tengo ganas de meterme en el tema de que una banda de rock tenga un sector "VIP" por el que se paga casi un sueldo. Es una causa perdida.

    Al final, qué bueno que entre Sting y yo nunca haya habido muy buena onda.

     

     

     

     

  • En tránsito: stop that train...

    medium_The_train_is_coming_011.jpg¿Cómo voy a confiar en la hora del display de una video cassettera? ¿Cómo voy a confiar en la hora de la video cassettera de Toni Face? No sé cómo, pero lo hice. Me quedé tranquilamente acostado en el sofá de Toni pensando que eran las 8 AM y que aún faltaba bastante para mi tren de las 10.20 de Madrid a Barcelona. Pero el display de la video estaba una hora atrasado. Hora portuguesa, digamos. Así me lo hizo saber Toni en cuanto se levantó.

    Antes de subir al tren, quería pasar por la tienda de Toni, así que nos fuimos para allá de inmediato. Ya contaba yo con tomar el siguiente tren, por cierto. Desde el local me fui en el metro línea 1, por medium_The_train_is_coming_026.jpgun euro, hasta la estación Atocha Renfe. Intenté cambiar la reserva anterior por un nuevo pasaje para el próximo tren, el de las 11.45, pero no hubo caso, tenía que pagar por una nueva reserva (no el pasaje completo). Corrí hasta el andén, pasando antes el equipaje por las máquinas de rayos tipo aeropuerto, pero mucho más rápido y menos rigurosamente controlado. Si hubiera habido cola en la caja o en control de equipaje o del pasaje, no hubiera llegado al tren.

    Pero llegué y no me arrepentí de haber pagado. No sólo porque necesitaba tomar este tren para llegar al próximo, hacia Montepellier, sino por el servicio. Coche con aire medium_The_train_is_coming_046.jpgacondicionado a la temperatura perfecta. Asientos súper cómodos con muy buen espacio entre las filas, como para llegar como nuevo. Copa de cava, de jerez, diarios, películas, música y una bandeja bastante más grande que las del avión para apoyar la computadora y terminar un trabajo, que era mi caso. Sólo que sin conección a Internet, claro.

    El vagón iba en silencio, suavemente, tanto por los pasajeros como por el traqueteo ferroviario que acá no se sentía. Tan en silencio, que el pasajero delante mío, español, me llamó la atención por el ruido que hacía al tipear... En un tren! Trenes ruidosos eran los de antes... Por suerte había asientos libres más aislados como para no molestar a nadie.

    En el último tramo antes de Barcelona se ven kilómetros de obras, grúas, obreros de casco, máquinas rarísimas, carteles, valados, etc. Es la obra del tren de alta velocidad que en un par de años supuestamente uniría Barcelona con Montpellier en un tercio del tiempo de ahora. Si es por lo que se ve del lado español, parece que estuvieran intentando terminarlo para la semana que viene. El problema es que del lado francés parece que nadie hubiera avisado. No se ve mayor despliegue... Así que quizás la vía llegue sólo de Barcelona hasta la frontera. En tal caso, quizás estemos ante la tercera guerra mundial...

    Barcelona-Montpellier. Otras cinco horas. A pesar de haber hecho el primer tramo más tarde de lo previsto, llegué a tiempo para el segundo. Raro: era la misma clase que el viaje anterior, pero el servicio fue casi inexistente. Pasaron apenas preguntando si alguien necesitaba auriculares (sólo dieron un documental) y ni te daban tiempo a decir "yo!". No hubo comida, ni agua, ni café ni nada. Había, sí, un bar, como en el otro tren, con lo mismo y los mismos precios. Y una mujer detrás mío, catalana, se la pasaba recibiendo llamados y arreglando negocios a los gritos. Es una ventaja o una desventaja que se pueda hablar por celular?

    medium_The_train_is_coming_051.jpgLa llegada a Montpellier fue puntual. El problema fue encontrar el hotel, con mi equipaje, que cada vez pesa más. Caminé, caminé y camnié sin enconrar la maldita calle del Mecure. Hasta que me metí en el Sofitel, para preguntar, con tanta suerte (nada hacía pensar que la tendría), que su estacionamiento estaba conectado con el del Mercure. Yo en realidad ni sabía que iba al Mercure: ellos reconocieron el número de teléfono que tenía anotado.

     Me instalé en el cuarto 531, me pegué una ducha y salí a comer algo. La primera impresión no podía ser mejor. Salí a lo que sería la plaza central del casco histórico y estaba lleno de chicos, como si salieran de un festival de rock. Pero no, era más bien el flujo normal de esta ciudad que tiene una gran población joven. Por otra parte, había un perímetro vallado donde unas 200 personas bailaban tango, en una milonga callejera de las que no se ven en Buenos Aires, como si el tango fuera folklore de Montpellier. Para un argentino, llegar a una ciudad desconocida por la noche y encontrarse en esta escena es como para un irlandés llegar a Rosario y descubrir que todo un barrio celebra San Patricio. Roots...

    Me senté a comer en la plaza, en uno de sus cafés, un creppe trois fromages y una cerveza tirada, medio dulzona. Caminé un poquito más pero me volví al hotel porque estaba cansado, trenía frío y debía trabajar con horario argentino... Cosa que hice, hasta que me dormí.

  • Night train to Madrid

    medium_The_train_is_coming_008.jpgDormir en un tren es raro. Y es raro para mí dormir bien en cualquier lado, incluso en mi casa. Pero ocurrió el milagro y dormí buena parte del viaje de nueve horas de Lisboa a Madrid en un camarote de Renfe. Entre paréntesis, que locura lo de la nena inglesa secuestrada (aparentemente) en Portugal. Aunque todavía más loco es lo que están haciendo los padres. Está bien? Está mal? Chikito debe tener la palabra justa al respecto.
    Sigo con lo que decía. Contra todo pronóstico, me acosté en una poco promisoria cama, cerré los ojos mientras el mundo traqueteaba y los volví a abrir en... Leganés!
    Lo siguiente fue desayunar en el coche bar, llegar a Madrid y tomar el subte hasta la estación Colombia, a pocas cuadras del departamento del legendario Toni Face, que para muchos de ustedes no necesita presentación. Pero digamos para los demás que es un productor, editor y especialmente fan irreductible y referente del reggae-ska-soul en España en particular y en Europa en general. Acababa de llegar de poner discos en Grecia y girar con Symarip por Japón! Estar en casa de Toni es como para un niño estar en una juguetería: todos esos discos, todas esas cajas, esos singles, esos DVDs y esos libros... están ahí!
    Pero no hubo tiempo para mirar demasiado y salimos para Le Trip, la nueva tienda que Face abrió junto con un socio en el bohemio barrio de Malasaña. Se llama Le Trip y se especializa en, obviamente, discos (discos: vinilos), y también en remeras.
    medium_The_train_is_coming_021.jpgPor el lado de los discos, la cosa está en línea con lo que Toni nos tiene acostumbrados en su sello, Liquidator (no se pierdan www.liquidatormusic.com). Pero no sólo están los discos del sello propio sino que hay Souljazz, Studio One, punk, mod, soul, funk, exotica, bugaloo y más. Y una serie de remeras buenísimas. En particular, el hit total, que prefiero ni explicar, pero que lo van a ver acá, en la imagen. Digan si no es la mejor remera que vieron en su vida...
    Si les gusta, yo creo que si le dicen que gastaron 1000 dólares sólo para viajar y comprarla en Madrid, Toni se conmueve y se las regala y pueden volver tranquilos a Buenos Aires, con la remera puesta. Otra posibilidad, quizás más lógica, es que simplemente la encarguen por su página: www.letrip.es
    medium_CamiLandonPop.jpgAlmorzamos un arroz con mariscos, de una paellera para cuatro, y nos encontramos con un viejo amigo argentino, Esteban Rial, ex Perdedores Pop, que vive en Madrid desde hace casi dos años. Conocedor de Malasaña, bar por bar, Esteban fue el guía necesario del Bar Comercial a Manuela y otros. De hecho, Esteban trabaja en un bar y allí terminamos, haciendo barra junto a un madrileño maravillado con Liniers: "Joder! Tiene un personaje que es una aceituna con sombrero!", decía.

    Pero la cosa terminó mucho más temprano que el raid madrileño relatado en este mismo blog el año pasado, que acabó con Toni con gastroenteritis, Esteban (quizás) en el Garaje Sónico y yo temiendo por mi vida en un scooter por la Gran Vía con cinco copias de "Skatalites In Orbit - Buenos Aires" con serio riesgo de volar de mi brazo y estrellarse contra el pavimento. Esta vez el espíritu fue sensiblemente más tranquilo, en parte por mi todavía molesto estómago, al que no le importaría que la culpa fuera de los dulces portugueses y no de los bares madrileños. Además, al otro día a la mañana me subía a otro tren por diez horas, rumbo a Francia.

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    A propósito, esta noche Satélite Kingston (sans tecladista, obviamente), participa en el tributo a Grand Prix, la ex banda del gran Rubin, que se hace a las 21 en el Centro Cultural San Martín. Me parece mentira no estar allí, pero así son las cosas. Recomendable, quizás justamente por la ausencia de quien esto escribe desde una habitación de hotel.

      

  • Lisbon cliché (O fado do fin de Edmundo)

    medium_Lisboa07_014.jpgAl final era cierto. Todos esos textos sobre Lisboa, exageradamente poéticos, autocompasivos... Tenían razón de ser, hasta un punto... Leí varios antes de venir y me causaron gracia. Gracia y a la vez una leve indignación porque me molestaba tanta sensiblería cursi y, además, porque no me resultaban prácticos, para nada. Necesitaba saber a qué bar ir, no que me contaran qué tan inspiradora era esta fácil metáfora de ciudad. Pobre Pessoa.

    Pero la verdad es que después de tres días en Lisboa siento que entré en clima, para bien, para mal o para más o menos. A pesar de que me resisto (dirás, sin éxito) a repetir el desacertado esquema pseudoliterario.

    medium_Lisboa07_138.jpgEntre los dos primeros días debo haber caminado seis, siete, más kilómetros. Buena parte del tiempo fui riéndome solo, calculo que de alegría, por lo mucho que me gustaba la ciudad. Tarareaba, por ejemplo, "O fado do fin de Edmundo") y me volvía a reir. Dediqué horas enteras a buscar azulejos y sacarles fotos (viejo, estoy laburando...), algo que sólo podés hacer en un mood especialmente optimista, casi dancing.

    Me causaba más gracia todavía pensar que, con mi excelente humor, Lisboa era el paradigma urbanístico de la melancolía, con el lloroso fado como banda sonora oficial. Lisboa, ciudad triste. Capital mundial del bajón y la poesía ad hoc. Muy gracioso.

    medium_Lisboa07_140.jpgPero, por alguna razón, esta mañana la cosa empezó a cambiar, fue oscureciendo. Al mediodía, ya estaba al borde del (moderado) ataque de pánico. Y a la tarde, temprano, ya era un autonominado controlador de calidad de Sagres, la cerveza local que más me gustó, ahogando incomprensibles penas de bar en bar.

    Hubo dos disparadores aparentes. Uno, la noticia de un viaje que no tengo ganas de hacer, apenas termine este y otro con Satélite. Dos, el concierto que presencimedium_Lisboa07_029.jpgé anoche mientras me perdía a los Skatalites en el Luna Park. Un recital de Mariza, la reina del fado, la sucesora de Amalia Rodrigues, que cantó en el monumental Monasterio de los Jeronimos, en Belem, barrio célebre por unos pastelitos que cuestan 80 centavos de euro y valen un viaje de más del 500.

    Mariza es una figura casi gótica. Flaca, pálida, forrada de negro, con el pelo blanco. Y con una voz... trascendente. Que en el surrealista patio del monasterio adquiría un tono divino. Especialmente en el momento que, ante 500 personas, le dio el micrófono a un asistente y siguió cantanto a capela. No sé nada de fado, pero con Mariza no quedan muchas dudas de qué va esta música. Si para la bossa la tristeza no tiene fin, el fado es entonces un romance mortuorio, sin tanta vuelta ni caipirinha. Es el fin.

    medium_Lisboa07_035.jpgMientras los Skatalites hacían bailar a miles del otro lado de un montón de kilómetros de agua, Mariza nos dejó a todos mudos. A Rashia, la editora india que decía que conseguía harmonios por 50 dólares; a Kovaks, el funcionario húngaro con el que intenté hablar en ruso y fracasé miserablemente en la segunda oración.

    El último momento de humor fue en la incomprensiblemente larga cola para el baño. Detrás mío estaba el tipo que inventó y factura millones con Expedia y otros emprendimientos internetísticos. Le dije "Mañana voy a poner un comment sobre esto en TripAdvisor" (que es suyo!). Y me contestó, con fingido tono de blogger novato: "¡Gracias! Cada entrada nos ayuda muchísimo!" Debe entrar un millón de personas al día en TripAdvisor. Cómo no me di cuenta que era el momento justo para proponerle intercambiar links.

    medium_Lisboa07_239.jpgPero eso fue ayer, hace mucho, y hoy las cosas están así: Lisboa volvió a ser Lisboa, las agujas del reloj del portuario British Bar, frente a la plaza Duque da Terceira, corren alrevés, el saco ya es un trapo impresentable y vuelvo del baño y veo que dejé la billetera sola arriba de la mesa, junto a la lapicera y el bloc de "Turismo de Portugal", y por suerte sigue ahí.

    http://www.mariza.com/

  • Tomando un pase en el centro umbanda

    “La verdad es sólo una, pero es mejor cuando está bien perfumada". Eso decía la mai mientra me tomaba un pase la otra noche. Era el momento culminante de mi primera visita a uno de los muchos centros umbanda de la ciudad de San Pablo.

    medium_umba1.jpgPero ojo, no se entusiasme, amigo, "tomar un pase" en un centro umbanda significa algo distinto de lo que quiere decir, por caso, en los camarines de rock o, por qué no, en los baños del Congreso de la Nación argentino. Tomar un pase en estos lugares es someterse a una especie de baño express, de limpieza espiritual al paso.

    Vaya y pase. Lo tomé justo después de un rito o "gira" de una hora en el que participaron unos cien "umbandas" producidos a full (trapos colorados, bijou de caracoles y otros souvenirs bahianos) más unos pocos menos "espectadores" entre los que calculo que habría algunos devotos y otros no tanto, pero siempre curiosos y atentos.

    La cosa es que mientras decía que la verdad era mejor perfumada, la mai, de unos cuarenta y largos, blanca, me frotaba con una especie de agua bendita que por cierto olía muy bien. Primero, las manos; después los brazos y finalmente el pecho y la cabeza. Pero más que el perfume y mucho más, pero mucho más que la limpieza del espíritu, lo que sentí en el momento fue mi propio nerviosismo. Racional, devotamente escéptico, si hay algo en lo que realmente tengo fe es en el pánico escénico que experimento en las más variadas ocasiones. Y esta, sin duda, era una de ellas.

    medium_umba2.jpgPensaba particularmente, desde el momento que entré en el templo, en la posibilidad de que un imperfecto desconocido, con un sombrerito raro y una mirada penetrante, se me acercara y me acusara públicamente de no tener motivos serios para estar allí y, peor que peor, de traer una energía negativa a la casa.

    Cuando eso no sucedió, también temí constantemente hacer algo "fuera de código" para la situación. ¿Estaría bien sonreir o se podría tomar como una falta de respeto? ¿Cuando todos aplaudían, si yo no lo hacía sería un desprecio? ¿Cruzar los brazos sería una inequívoca señal de rechazo? ¿Ponerlos a los costados del cuerpo se vería como un burdo engaño? En fin, las típicas dudas del fraude que teme ser desenmascarado en cualquier momento (por qué tendré esta sensación tan seguido, y sin necesidad de ir a un templo umbanda...)

    Ese sentimiento se intensificó al estar con la mai: no podía dejar de pensar que ella percibiría mi "mala onda", al menos en términos umbandísticos, y que hasta podría sorprenderme con un inexplicable reclamo por perder el tiempo haciendo un blog-cero espiritual o por haberle mentido por figuritas a un amigo en la escuela primaria. Finalmente, me ponía nervioso en especial la posibilidad de que la mai notara mi... nerviosismo, en algo así como un feedback de nervios sinfin.

    Pero nada ocurrió. Aunque sí es cierto que en otros "pases" ví mais y pais mucho más efusivos, alegres y celebratorios con sus "pacientes" que en el mío. Todo bien, no necesitaba más.

    Justo hasta esa noche, las "giras" se llevaban a cabo en este centro todos los lunes. Pero entonces anunciaron que se llevarían a cabo sólo dos lunes al mes. Habría unas 200 personas participando, aunque un cartelito indicaba que la capacidad era de 150 (sin contar los espíritus). Ahora, para un país con una significativa población negra, hay que decir que la concurrencia negra acá (un rito africanista) era muy poco significativa, tanto del lado de los pais, las mais y los iniciados en general, como de los debutantes. ¿Será que, al menos en San Pablo, el africanismo es un lujo burgués?

    medium_umbanda3.jpgLa casa estaba en el Centro paulista, aunque cerca del barrio tradicionalmente judío de Higienopolis. De afuera, no decía nada. Pero por una ventanita, te saludaba (y analizaba de arriba abajo) un umbandista digamos más grande que sus compañeros, aunque igual de sonriente.

    Lo primero que conté, lo del pase, en realidad fue el final. La gira comenzó cuando se abrió el telón (evidencia de cierta conciencia de espectáculo) que separaba a los umbandistas "pro" del "público" . Entonces los primeros empezaron a cantar algo así como unos estribillos que nunca terminé de comprender completamente, pero que no me sonaban muy diferentes (aunque sí infinitamente más repetitivos) que los de un coro católico apenas progresista.

    También fueron arrancando con los tambores, sólo en manos de los que parecían ser líderes del asunto, más próximos a una suerte de altar. Y todos iban bailando cada vez más. Y unos pocos, serían unos tres o cuatro, en un momento, bastante temprano, parecían entrar en trance. Bueno, no parecían, entraron en trance, salvo que tuvieran serios problemas psicomotrices, que me parece que no era el caso. Los demás sonreían y festejaban que sus amigo estuvieran poseídos (eso es lo que se supone que pasa).

    Mi amiga Carol, que frecuenta este tipo de lugares y que dice que le hacen bien (y que dice que con este centro está todo en orden porque es "bien blanco"), me preguntó si tenía miedo. Ese es el tipo de preguntas a las que uno responde siempre con un no y una sonrisa segura, aunque la esté embarrando más al mentir a tan pocos metros de los dioses. Como para no sentirse un poco raro: la misma Carol me confesó que nunca había visto lo que pasó esta noche. Resulta que no sólo entraron en trance los pais, sino que también lo hizo uno del "público". Era un tipo que estaba cerca mío (todos estábamos cerca de todos). Rubio, pelo largo de rulos, petizo y regordete, con rasgos como de... ex travesti! Un tipo bien particular, que a los 15 minutos de comenzada la gira, empezó a bailar como loco sin que nadie pudiera pararlo. Otros dos umbandistas que quizás se dediquen también a la capoeira lo rodearon para que no pateara a nadie y lo fueron calmando, como se para una rueda de camión que gira sobre si misma, firme cautela. Ya quieto, el ex travesti se largó a llorar.

    Ya sintiéndo mucho mejor persona (??), esperé en la vereda que me pasaran a buscar otros amigos paulistas que jamás fueron a una gira y que no les interesa el tema en lo más mínimo. Nos fuimos a la que, dice, es la mejor tratoria de San Pablo: Jardins di Napoli. Comimos pastas como poseídos por espíritus de marineros genoveses. Como decía el cura de mi barrio, después de la mística lo que viene generalmente es la mástica.

    (Nota: las fotos son sólo ilustrativas, no corresponden a esta gira en particular)