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  • El milagro jamaiquino

    medium_IM000720.JPGMientras terminaba un fin de semana memorable, intenso, emotivo, agotador, me pareció que sería interesante pensar por qué nos gustan tanto los Skatalites. Pero entendí bastante rápido, me parece, que en realidad no hay mucho misterio en eso. Porque es obvio que los tipos son sencillamente héroes. Esa es la única definición que le cabe, por ejemplo, a Lloyd Knibbs, ahí sentado detrás de la batería, que curiosamente suena mucho más rockera que las de los bateristas que lo siguen o que directamente lo imitan (con menos de la mitad de su edad, muchas veces). O con Doreen, subiendo al escenario con su bolsito y dejándo suavemente junto a un equipo, como una tía que llega de visita. O con cualquiera de los demás bailando de felicidad, así nomás.

    Y esto no es sólo la declaración de amor de un fan, que en cualquier caso sería insoportablemente aburrida. Los Skatalites son realmente heróicos, incluso aunque no te guste lo que tocan. Tan fácil como que Lloyd Knibbs, en particular, está ahí sentado tocando algo que él mismo inventó hace décadas y que se desperdigó por todo medium_IM000725.JPGel planeta. Pruebe, cualquiera de ustedes, en sentarse una noche frente a un instrumento tratando de hacer algo que treinta años después resuene por todo el mundo. ¿No les alcanza con una noche? Tómense tres meses. Mejor un año. Mejor toda una vida... Igual, no les va a alcanzar.

    Ahora, supongan que sí son capaces de inventar así nomás un nuevo género, que lentamente vaya prendiendo en todas partes. Esa, en todo caso, sería la parte fácil. Después vendría el trabajo duro: tocar en todas partes y hacer bailar como locos a chicos que podrían ser, primero, tus hijos, y después, tus nietos. Y así...

    Pero no, mejor ni lo intenten porque ahí radica justamente el carácter heróico de Skatalites: lo que hacen es una medium_IM000738.JPGhazaña. Y como de las hazañas normalmente nos enteramos por la tele, al poder ver a este increíble fenómeno en vivo nos emocionamos hasta las lágrimas. Literalmente. la existencia de Skatalites es un pequeño milagro. La escena musical jamaiquina, en general, es de hecho un milagro, especialmente por su desproporcionada influencia en el resto del mundo. Y que los Skatalites sigan tocando, se sigan divirtiendo y se sigan emocionando, entre muchos otros lugares en el fin del mundo (nuestro fin del mundo) es la materialización del milagro jamaiquino total.

    Es básicamente idiota plantearse rankings del tipo "mejores bandas de" esto o de aquello. Los Skatalites no pueden ser los mejores de nada, simplemente porque no hay categoría que los incluya: son un género en sí mismo. Y lo que le pasa a la gente cuando los ve en lugares chicos, en lugares grandes, es lo medium_IM000749.JPGque le sucede a las personas sensibles cuando notan que están ante un pequeño milagro. Se alegran muchísimo y quieren vivirlo y vibrarlo antes que pase, y así son felices por un rato, como lo fuimos todos este fin de semana, no?