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  • Crónicas sudafricanas III

    Diálogo con una mujer sudafricana blanca, profesional, de unos 40 años, sobre Sudáfrica postapartheid.

    -¿Vienen más turistas ahora a Sudáfrica?

    -Muchos más. Antes no venían por un gran malentendido generado por una palabra: apartheid.

    -¿Sólo un malentendido? ¿No era más bien una realidad?

    -Fue un boicot injusto. Los norteamericanos, por ejemplo, se negaban a venir a Sudáfrica. Supuestamente, por el apartheid. Justamente ellos, que son el país más racista de la tierra! ¿Por qué presionaron así a un pequeño país como este? Finalmente, le dimos a esta gente (habla de los negros) lo que pedía: se han gastado millones en los últimos doce años. Querían escuelas, hospitale, les dimos escuelas, hospitales. Los destruyeron. Teníamos la mejor policía del mundo, ahora es la más corrupta. Teníamos seguridad, ahora Johanesburgo es imposible. Y media Ciudad del Cabo es de los nigerianos, que son los más grandes traficantes de droga en el mundo. Millones, literalmente millones de personas que no estaban calificadas accedieron a puestos de gran responsabilidad (se refiere a la política del black empowerment que procura que los negros tengan acceso a esos puestos) y grandes sueldos, sin saber hacer su trabajo. Mandela prometió en su discuros inaugural que los negros tendrían lo mismo que los blancos, su casa, su auto... La gente lo tomó literalmente, y, como no consiguió todo eso, ahora está llena de resentimiento. Y no sólo contra nosotros, sino contra otros negros que tuvieron mejores conexiones. Mandela se avergüenza de su propio partido...

    -Todo esto que decís tiene que ver con lo económico. ¿No te parece que acá el punto son los derechos humanos?

    -Mirá, el fondo de la cuestión es que no podés agarrar una zebra y un león y decir "bien, ahora copulen". Es así.

    -A ver: ¿decís que se trata de dos especies diferentes?

    -Bueno, tenemos una educación totalmente distinta, queremos cosas distintas. Lo que sé es que en este país estábamos bien hace doce años, y todo cambió.

    -Pero parece lógico que el cambio sea difícil después de un régimen centenario...

    -Sí, va a llevar mucho tiempo.

    -Sí, sin duda...

     

     

  • Cronicas sudafricanas II

    Dumi tiene 38 anios, un rifle y tres balas. Dice que estas ultimas cuatro cosas son para que nos portemos bien. Y, al menos hasta ahora, Dumi no parece un tipo con un sentido del humor muy desarrollado. Cuando le preguntamos por su nombre nos responde que significa “orgulloso”.
    Es sudafricano, negro, swazee, y maneja muy serio la Land Rover que nos lleva por el Parque Nacional Kruger para tratar de encontrar a los big five, los cinco animales mas grandes y “codiciados” de Africa. Callados y dociles como buenos alumnos, lo escuchamos: “Van a ver cuatro. No se cuales. Pero van a ver cuatro. Cuales? No se. Pero van a ver cuatro”, repite como un mantra.
    Salimos a las 6 AM y por un buen rato no vemos nada. De repente Dumi frena, retrocede, vuelve a frenar, asoma la cabeza y mira unas huellas en la tierra. “Lion…”, dice, y preparamos las camaras. Ahi empieza a ir y volver, dar vueltas y seguir pistas. Pero nada. Me parece notar que Dumi esta preocupado.
    Por la radio le avisan que hay unos “wild dogs” por otra parte. Bueno, eso traduce Dumi, porque lo que se escucha suena a una grabacion de voz invertida, como si alguien buscara mensajes satanicos en el relato de Victor Hugo del gol de Maradona a los ingleses, el de “barrilete cosmico” (ahora que lo pienso, habria que probar). Entonces nuestro ranger deja de lado su rastro felino (y una pequenia porcion de orgullo) para acelerar rumbo a los perros salvajes.
    Nunca los encuentra. Y eso lo frustra aun mas. Pienso que en el momento que lo vea rozar el rifle, salto del Land Rover.
    Uno de los chilenos que estan conmigo grita “rinoceronte!” y seniala a la izquierda. Entre el bushveld sudafricano todos vemos entonces el cuerno y el lomo de un autentico rino. Dumi siente, creo, una mezcla de humillacion y de alivio. No lo descubrio el, pero al menos encontramos un big five…
    Esa tarde y al dia siguiente (ayer) se darian mas escenas como esa. Elefantes enojados que se nos vienen encima. Leones tirados en medio del camino. Monos robando comida. Y Dumi casi (nunca parece del todo) contento, porque finalmente nos “consiguio” cuatro de los big five, como habia prometido. Aunque la mayoria de las veces nos cruzamos con ellos por casualidad mientras buscabamos otra cosa.
    “Para mi, todos los dias es lo mismo”, dice, aburrido, justo cuando uno espera que el guia le tire alguna definicion inolvidable de lo que la selva significa para el, para “su tribu…” Una de esas frases que nos gusta repetir despues en un bar, poniendola entre comillas, recordando, “una vez, un tipo me dijo…”, ese tipo de cosas.
    Pero nada, Dumi ya tiene bastante de todo esto. Y no le sale el papel de sabio del bushveld. Cada vez que le pregunto algo, se queda callado unos cuandos segundos, me mira como perdido y al final reacciona. Esta sobrio mientras los demas festejamos lo bueno que es el vino sudafricano. “Siempre es asi. Ven cuatro. Cuales? No se, pero siempre ven cuatro”, me dice mirando la fogata, pensando en la espuma de los dias.

  • South Africa Calling....

    Esto es en vivo. Estoy ahora mismo en el aeropuerto de Johanesburgo. Mas precisamente en un local con Internet, fotocopias y otras cosas. Y hay una clienta anglo o boer, no estoy seguro, discutiendo fuerte con la mujer que atiende, que es negra. La clienta parece exagerar un poco. Pide por el manager de la tienda porque supuestamente le dijeron mal el precio de un sobre. La mujer negra le dijo que costaba dos rands y cuesta dos con cincuenta o algo asi. Entonces ahora la clienta quiere quejarse ante el manager. La que atiende la ignora y habla en su idioma de alguna tribu sudafricana con algunos companieros. Se rie con cierto cinismo, lo cual desespera bastante a la boer o inglesa.

    Acabo de llegar a Johanesburgo en tren desde Ciudad del Cabo. Y anoche, como no podia dormir por el jetlag y por el traqueteo del tren, termine de leer "Infancia", una novela autobiograafica de Coetzee, el premio nobel sudafricano. En "Infancia" Coetzee cuenta mas de una escena parecida a esta. Bueno, no tan parecida, pero si relacionada con cierta violencia racial que todos conocemos muy bien por las noticias del apartheid. El libro es recomendable. Pero les aseguro que no se siente el grado de violencia del que habla Coetzee hasta que ves una situacion tan ridicula como la que estoy viendo ahora mismo.

    La pelea ya termino. No se quien gano, justamente porque preferi concentrarme en esto. Despues les cuento sobre el tren en el que viaje, que es bastante raro, historico o nostalgico, capricho de un tal Rohan Vos, muy parecido al James III de La Nacion.

    Hablamos luego, si consigo otra computadora en el camino, antes de llegar la parque Kruger...