Bueno, esto sí fue una fiesta. La del jueves fue otra de esas noches que quedarán en el humilde libro de historia, la segunda parte de “La manera correcta de gritar”, que al menos yo nunca voy a escribir.
Si parece que ya varias veces escribí lo mismo en este blog… es por que es así. Lo he hecho. No es culpa de Satelite-In-Blog si, con el tiempo, nos damos algunos gustos. Si tenemos la suerte de haber disfrutado de unas cuantas de estas noches irrepetibles.
¿Por qué sumar el show de Roy Ellis de ayer a esta lista? Muchas razones.
1. Porque The Boss no sólo es historia sino que hoy mismo está en plena forma. En lo físico: bailó como no podrían haber bailado la mayoría de los que lo acompañamos tocando como backing band. No se entiende de dónde saca la energía, a sus 65 años. Si hasta se lanzó e hizo una vuelta carnero en el escenario. Sencillamente, no paró, todo el tiempo atento a los temas, a su voz, a cada músico, al público... El tipo es un performer, un “profesional” no en el sentido “frío” del término sino en el de que cumple con su misión, cueste lo que cueste.
En lo artístico: no sólo vino a hacer sus clásicos de Symarip. No, en absoluto: cantó unos cuantos temas nuevos, incluyendo por lo menos dos singles nuevísimos y redondísimos. Tanto que uno de ellos aún nunca lo había hecho en vivo.
2. Por el lugar del show: Groove. Todo bien con muchos otros sitios, pero realmente Groove garpa a full. Buenas dimensiones, gran escenario, el staff (de sonido) más amigable que conozco, camarines independientes para cada artista, bien aprovisionados, por cierto. Nos trataron muy, muy bien. Algo que, ¡sorpresa! no es lo más normal del mundo.
3. Porque a pesar de todo lo dicho anteriormente, la entrada fue súper económica, para un show internacional: anticipadas a 100 pesos, y 2x1 no sé con qué promoción.
4. Por el público: teniendo en cuenta que Roy Ellis no es Damian Marley y que no hace roots reggae y que sólo una pequeña “subcultura” juvenil lo conoce bien, diría que había mucha gente en Groove. Pero lo más importante no fue la cantidad, sino la onda que había. Se diría que fue un show para “iniciados” y eso hizo que hubiera mucho clima, incluyendo muchos músicos y ex músicos de bandas de ska. Me apena un poco que otros tantos faltaran, porque se perdieron algo buenísimo, tanto por la música que sonó como por el hecho de que tantos amigos hayan coincidido en una misma noche en un mismo lugar, todo con la música de Santi Palazzo y LDD sound system, como fondo.
5. Por la backing band que tocó con Roy Ellis. Principalmente, The Crabs Corporation, que a su vez se amplió convocando a otros colegas de Staya Staya, Satélite Kingston, el Bona (Manchesta, SKC, Skabú Simbel…), Santiago Casas, “Tatú” Garibaldi… Todos fanáticos de esta música. Con sana o insana envidia de mi parte, la mayoría de ellos viajaban el viernes a Brasil para seguir acompañando a Mr Symarip en su gira sudamericana, en Curitiba y San Pablo.
6. En lo personal, a todo esto se sumó el hecho de que Satélite Kingston abriera la noche, después de bastante tiempo sin tocar. Nos hizo muy bien que bastante gente nos dijera que habían ido al concierto por nosotros. De paso, conocieron a Roy Ellis!
Agotados, pero con la satisfacción de la labor cumplida, ahora a esperar a Derrick Harriott, en junio, otra fecha que promete...