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  • Roy Ellis Moonstomp II!

    Como si la noche del sábado no hubiera sido suficiente, el domingo Bs As vivió una segnda velada histórica con Roy Ellis en El Especial Club.

    Feliz con lo sucedido en su primer show porteño, The Boss encaró el domingo con el mejor humor. Llegó a la zona del Especial y, a unos pocos metros, encontró un restaurante para cenar un omelet con queso, papas fritas y agua mineral con gas. Y hablar, claro, de anécdotas como cuando cantó en el casamiento de Boris Becker (Ellis dirige un coro de gospel, entre otras cosas, con 18 voces) o como cuando lo contrataron para hacer un show de reggae en la casa de Roman Polanski, que en ese momento estaba... con arresto domicilario!

     

    Breve sobremesa, y todo listo para el concierto. Una vez más, el hombre, que estaba impecablemente vestido... se cambió. Esta vez, con un traje colorado, más parecido a un elegantísimo pijama. Impagable.

    Tocaron Staya Staya (nunca los escuché sonar tan contundentes), Aggrotones (estrenando nuevo disco!) y Dynamos (solo un par de temas, para que no se hiciera tan tarde). Había público hasta de Brasil y Ushuaia...

    Tarde pero seguro arrancó el hombre. Con una alegría y una energía que ya qusiera tenr yo a esa edad. Y una complicidad con la banda como si viniera tocando con ellos desde principios de año.

    Creo que aunque con menos gente, el show del domingo fue más prolijo, ajustado, aunque igual de caliente que el del sábado. Las listas de temas fueron iguales, con nada menos que 20 canciones. una tras otra... La gente ardía.

    Cuanto todo término, Ellis estaba feliz, muy feliz. Y la gente también, muchos con vinilos de Liquidator recién comprados a precios realmente promocionales, traidos por Toni Face (dueño del sello y manager de Ellis) y vendidos por El Chino en su infaltable puesto. Por lo que se podía ver, hasta la organización lucía una sonrisa inalterable y ya tiraba planes de traer otras figuras de culto jamaiquinas. Ojalá.

    The Crabs, realmente, se anotaron no uno sino diez puntos con el  laburo de seguir a Mr Symarip por su impecable repertorio, luciéndose especialmente en los early reggaes, tocados como, sinceramente, dudo que alguien más pueda por estos lares (y, desde ya, no me refiero a mi participación, sino a la base del asunto).

    Hoy Roy Ellis partía de Ezeiza alrededor del mediodía. En fin. Que se repita. Mil veces más.

     

     

    (los videos corresponden, en realidad, al primer show, el del sábado)

  • Roy Ellis Moonstomp!

    Tremendo show, anoche, con un Roy Ellis en llamas y, por cierto, en un increible traje plateado. En el Especial Club había un ambiente que yo sólo recuerdo de dos eventualidades anteriores: el primer show de Skatalites en Buenos Aires y, modesta, pero realistamente, la presentación de "La manera correcta de gritar".

    Ellis estaba impecablemente vestido con camisa mod, Martens, campera Studio One, y demás. Pero cuando le avisaron que pronto salidría a escena, dijo: "Ah, entonces me voy a cambiar". Y ahí fue que volvió con un traje de otro planeta, que, a pesar de la hora y media, larga, de show, las luces y el calor imposible del lugar, el tipo ni amagó a sacarse el saco en todo el show.

    Show lleno de hits y de temas nuevo a la latura de las circunstancias. Ellis no vino de turista a Buenos Aires: "trabajó" el show con esa lógica de los grandes soulmen, bailando a más no poder, arengando, hablando, cantando, improvisando, estirando las canciones para repetir más y más veces los estribillos... The Boss estaba en llamas.

    A la tarde, en la prueba de sonido, les regaló chocolates a los músicos (?!). Entonces contó: "Este chocolate se consigue sólo en Suiza (donde él vive). Se supone que son muy buenos. Yo no sé porque no como chocolate ni dulces en general. Nunca me gustaron mucho. Tampoco como carne, en parte por la cultura rasta, en parte porque no es sano. Sólo como carne si la preparo yo mismo. Pero en general como pescado. Yo fui cocinero de profesión, así que sé como hacerlo."

    La gente también estaba en llamas. Y, lógico, a la altura de "Skinhead Girl", unas cuantas idem subieron al escenario a bailar con Mr Symarip.

    PAra la banda no era fácil seguir al hombre en su relativa imrpovisación. Si bien sus temas son canciones con estructuras definidas, para los comienzos y los finales se toma sus licencias creativas muy espontáneas. Es decir, hace los que se le ocurre en el momento. Pero fue muy respetuoso incluso con eso: antes del show reunión a The Crabs, la backing band, en el camarín, porque quería hacer una especie de charla técnica. Quería decir a sus músicos por esa noche que estaría todo bien, que él estaría ahí para ayudarnos, y que nadie debía ponerse nervioso ni mucho menos...

    Roy Ellis BA 024baja.jpg

    En fin, esta noche hay segunda vuelta. Pero, la verdad, el equipo sale a la cancha con el partido ganado. Quien se lo haya perdido anoche, no deje pasar esta oportunidad de ver uno de esos shows de los que se va a hablar por mucho, mucho tiempo...

  • Una noche con The Boss

     

    bossi.jpgAnteayer, miércoles, aterrizó en Buenos Aires Roy Ellis, aka Mr Symarip, aka The Boss, para tocar este sábado y domingo en un nuevo lugar céntrico regenteado por la gente que armó la actual movida de El Especial.

    Anoche, jueve, El Jefe se encontró en el estudio Tixa, de la calle Donado, con The Crabs Corporation, que hará de backing band en los dos shows.

    The Crabs venía ensayando un repertorio de veinte temas hace ya tiempo. Pero siempre es una situación algo tensa encarar por primera vez a un músico “de afuera” y con trayectoria, al que se tendrá que acompañar en vivo. Esta no fue la excepción. Pero Ellis, cantante y trombonista, célebre motor de la banda “skinhead reggae” Symarip, rápidamente hizo lo posible para desactivar cualquier posibilidad de stress. Con ideas clarísimas de lo que buscaba, muy pronto estaba transpirando y dando vueltitas a lo James Brown para marcar los (improvisados, casi siempre) finales de los temas, que en los discos suelen apagarse en un fade out.

    roy.jpg“Los principios y los finales tienen que se perfectos –decía-. Si alguien se equivoca en el medio de un tema, no pasa nada. Se equivoca él solo y quizás ni se note. Pero en el principio y en el fin, el que se equivoca hace que todos los demás suenen mal”.

    Claro, en este sentido la parte más difícil iba para el baterista, que, como siempre y en todo caso, quedaba absolutamente expuesto.

    Me acuerdo de los ensayos de la Rude Boy Band con Pauline Black. Ella estaba absolutamente pendiente de Sebolla, a cargo de la batería. Ojo, estaba encantada con cómo tocaba Sebolla, por suerte. Pero, por otro lado, tampoco le dejaba pasar una, ni la más leve divergencia en el tempo que ella quería. Para los teclados, en cambio, por ejemplo, todo era infinitamente más sencillo.

    “¡Vos y yo vamos a ser grandes amigos!”, le decía Ellis a El Mudo, batero de los Crabs, dándole confianza, sobre todo cuando vio que le rendía para lo que buscaba, pero también sin sacarle la vista de encima por más de dos compases… El Mudo transpiraba. Pero, hay que decirlo, a pesar de todo lo que The Boss lo hizo laburar (era como en esas situaciones escolares donde el maestro le pregunta todo a un solo pibe mientras los demás miran pensando “pobre pibe!”), el Crab resolvió todos y cada uno de los rulos, cortes y quebradas que se le pedían. Tremendo trabajo, y con los nervios que implica que te lo pida un tipo así… Debería sentirse muy, pero muy satisfecho. Creo que anoche, para el Mudo, todo lo roy-ellis-11-01-10-B.jpgescuchado, aprendido, tocado y laburado en todos estos años, tuvo su gran recompensa. Uno de esos momentos que da la música, y que poco tienen que ver con lo que a veces se imagina.

    Mr Symarip tiene unos 62 años, pero aparenta unos diez menos, posta. Actualmente vive en Suiza, cerca de Zurich, y acababa de hacer un largo vuelo, vía Madrid, hasta Buenos Aires. Con jetlag y todo, la noche anterior al ensayo había salido, y el jueves mismo arrancaba con un clan de amigos hacia algún otro bar en la ya trasnoche porteña.

    Este fin de semana, los shows de Roy Ellis con bandas como Aggrotones, Dynamos, Staya Staya (Manchesta finalmente no tocará) en el denominado Especial Club (si no me equivoco) son citas realmente imperdibles. Y, en un punto, muy significativas. En algún otro lugar de la ciudad se estará llevando a cabo el “festival” Pepsi, con una grilla más incomprensible que ecléctica. ¿Vos adónde vas a ir?



  • The Boss is back! (aunque por primera vez...)

    Disculpen, una vez más, el largo silencio bloguístico. La verdad es que los últimos tiempos han sido de lo más agitados. Así que, de un modo u otro, habrá mucho que contar en estos días.

    La gran noticia, sin embargo, es que están confirmados los shows de Roy Ellis en Buenos Aires. Con The Crabs Corporation como backing band, nada menos.

    Después de conocer la lista de temas del show, hay que decir que realmente será algo para no perderse. En serio, vale la pena. Un show de ska-reggae-soul que no para y, por supuesto, con los clásicos de Symarip.

    roy ells.jpg

    Entre tanta visita "reguera", este será un show absolutamente distinto, muy raro de ver en Argentina, así que ojalá nos veamos todos ahí y, de paso, aportemos lo nuestro para que se repitan muchas más fiestas así...

     

  • Derechito al infierno

    El otro día escuché (por radio!) esta versión de una de las canciones más lindas de The Clash: “Straight to hell”, del disco “Combat Rock”, en este caso cantada por Lily Allen y el guitar-hero de la banda Mick Jones.


    Emotiva, para mi, por la canción en sí. Y también porque fue el único tema de The Clash que Joe Strummer tocó en un show suyo, solista (presentando el disco "Earthquake Weather"), pre-Mescaleros, que vi en 1989 o 1990 (probablemente antes que algunos de ustedes nacieran! Dios mío...). Ah, no, también tocó "Know your rights".

    Tengo la impresión que cuando se piensa en The Clash se piensa en una especie de póker de superhéroes, poderosos, contundentes, incluso un poco justicieros, aunque renegados, “de guerrillas”. Calculo que esa idea tiene que ver con buena parte de su música, con su imagen, con su postura y su lugar en las enciclopedias de rock. Y con tapas como la de “Sandinista!”, por supuesto.
    Una mirada un poco más cercana a su particular historia, sin embargo, deja ver a cuatro tipos bastante más frágiles, inseguros y hasta tristes. Miren: Strummer, con su muerte tan temprana, pero no por vivir “demasiado rápido”, sino por una salud débil. Nick Headon, con sus problemas de drogas, pero sin el glamour de las estrellas rockeras demoledoras de hoteles. Mick Jones y Paul Simonon, también con un aspecto como mal envejecido, hasta demacrados y medio sombríos, muy diferente de otros tipos de su generación, incluyendo a sus iconoclastas primos, los Sex Pistols, y no demasiado activos musicalmente.

    La de The Clash, sí, es una historia triste. Llena de conflictos internos, de traumas personales, de sensibilidades encendidas. En ese sentido, una canción tan suave como “Straight To Hell” casi los representa mejor que esas marchas triunfales, llenas de gloriosos contrapuntos Les Paul-Telecaster, como “Safe European Home”, “Complete Control” o “White Riot”.

    “Straight To Hell” es todo lo contrario. Ningún poder. Puro desamparo.

    De chicos, nos pasábamos horas escuchando discos y contemplando sus tapas de cartón. Hoy no hay tanto misterio: chequeo Wikipedia y veo que "Straight to Hell":

    1.      Fue firmada por la banda, sin autor en particular. Y en su momento fue la otra cara del single “Should I Stay Or Should I Go”.
    2.      Que los ex Clash coinciden en que es el mejor tema que compusieron.
    3.      Que 2 Minutos grabó una versión en uno de sus discos (¡)
    4.      Que la versión original de The Clash duraba siete minutos, pero que para el disco “Combat Rock”, por pedido del sello, se cortó un poco.
    5.      Que Elvis Costello y Jakob Dylan la tocaron en vivo para el programa de tele del primero (la busco en YouTube y veo que es mejor que la de Lily Allen, aunque Costello esté tan mal vestido...).

    Confirmo, al encontrar la letra en Internet, otra vez sin mayor esfuerzo, que el tema habla de esos inmigrantes no muy bienvenidos. Y también de los chicos que nacieron en Vietnam de madres locales y solados americanos durante la guerra ("oh, papasan, please take me home"). La letra está maravillosamente escrita, pura poesía beat-punk. Strummer...
    Pero… Bueno, la verdad que el tema habla en el fondo de la fragilidad en términos generales. Bah, más que “ hablar de”, la expresa. La canción le habla al que la escucha. Y, en casos como este, que no son tantos, el que la escucha cree que no sólo le habla a él, sino que habla DE él.

    Chico de 15 años, encerrado en su habitación, poniendo discos, escuchando tirado en la cama. Ya conocen la escena y también el resto de la historia, que probablemente termine con el chico comprando una guitarra eléctrica y armando una banda de rock. Aunque jamás en su perra vida logrará acercarse ni a un millón de años luz de "Straight to Hell". Ponganle el nombre del clásico que quieran: "One Step Beyond", "Rudy", "Anarquía en el Reino Unido", "Paranoid", "The Model" o "Smells like teen spirit". Es siempre lo mismo...