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Rosario siempre estuvo terca/Cocinados

Buenas. Estoy cansadísimo. Porque llegamos de Rosario el domingo, tarde, y desde entonces trabajé bastante, además de "no descansar" en algún bar palermitano hasta altas horas de la noche inaugural de la semana.

Bien, Rosario. Tocamos con Satélite Kingston en El Sótano, el mismo lugar que musicalizamos un par de años atrás con Victor Rice. Esta vez, abriendo la noche para los deslumbrantes Rosario Smowing, a los que ya había escuchado, como lo saben los cinco que leen este blog, pero nunca tan cerca. Y me gustaron más que hace dos posts! FUeron tremendos, apabullantes. Intimidantes, con tanta gente (miran quién habla) y tan buenos instrumentistas, o multiinstrumentistas.

Satélite, creo, por las caras del público, también tuvo lo suyo. Habíamos hecho un largo (bueno, no tanto) viaje en auto, lo cual se debe transparentar en algún punto. Pero, en fin: no nos equivocamos demasiado y sonreimos convincentemente. Lástima que no hicimos más temas nuevos. Algo que normalmente la audiencia prefiere que no hagas. Pero, en fin.

El ambiente en El Sótano fue de lo más festivo. Y tras el toque de Rosario S. y tras la silenciosa partida de la mitad de Satélite a Buenos Aires (?), la otra mitad, algo confundida, se quedó dando vueltas por la ciudad del Che y Olmedo. Precisamente frente a la plaza del Che, por el centro, o cerca del centro, terminamos, o comenzamos la segunda, o la tercera noche, en un bar que, me parece, se llamaba "Taberna Vasca" o algo al efecto. Totalmente independentista: el Brazo Etílico de la ETA, con banderas de Euzkadi, posters ad hoc y hasta... ¡una cancha de paleta vasca! 

Los Rosario S. eran tan locales ahí que el dueño les abrió el boliche ya cerrado desde hace rato. Mejor no detallar las imágenes registradas en tan tardías circunstancias. Alcanza con decir que la persiana terminó de bajar, tras reiterados amagues y contramarchas, a eso de las 7. Siempre con una sonrisa, claro.

La noche anterior, también con dos satélites, de los más jóvenes, habíamos visto a otra gran banda, Los Cocineros (los de la foto), en el Centro Cultural San Martín. En la misma sala donde nosotros tocamos hace poco, la AB. Llenaron y gustaron. ¿Llegará el momento en que los Cocineros se instalen acá, a la Karamelo Santo? ¿Sería bueno eso? Habría que ver. Mientras tanto, parece que cada vez que tocan, ganan 200 nuevos fans. O 500, como en el San Martín. Y andan sin documento porque llevan el acento de Córdoba capital.

Daniel

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