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max romeo en argentina

  • Max(imo) Respeto

     

    (publicado en La Nación, el domingo pasado)

    La relación de la Argentina con el reggae todavía no sabe de crisis. Durante la última década, por lo menos, el romance del público local con la música jamaiquina, lejos de estancarse, decaer y dar paso a la próxima moda, parece fortalecerse con cada vez más visitas ilustres y cada vez más bandas autóctonas.

    Los fans, nuevos y viejos, tienen su recompensa: como casi ninguna otra ciudad latinoamericana, Buenos Aires ya ha recibido a buena parte del Panteón Sagrado de la Música Jamaiquina. The Wailers, Gregory Isaacs, Lee Perry, Black Uhuru, Steel Pulse, Skatalites, Rico Rodriguez, Dennis Bovell, Israel Vibration, Mikey Dread, U Roy y otros tantos ya han dado oportunas clases maestras sobre escenarios porteños (lo que no puede dejar de notarse en la evolución de los músicos locales).

    Hits sin tiempo

    Sin embargo, para esos mismos fans quedaba hasta ahora una importante cátedra pendiente: la de Max Romeo, legendaria voz de hits sin tiempo como "Wet Dream", "Chase The Devil" y "War Ina Babylon", infaltables hasta en el más básico compilado de reggae para principiantes, entre "No Woman No Cry" y "Gep Up Stand Up".

    La mala noticia, el año último, fue que Romeo (Maxwell Smith, 65 años) anunció que no se retiraba de la música, pero sí de las giras. La buena, este año, es que el supuesto tour despedida lo trae, en tiempo de descuento, a Buenos Aires. Así, este miércoles, en Niceto Club, otra leyenda jamaiquina, una de las figuritas más importantes que le faltaban al álbum (queda esperar por nombres como Ernest Ranglin y Linton Kwesi Johnson?) repasará éxitos de max_romeo3.jpgsus 40 años de carrera y algún tema del nuevo disco que prepara en Jamaica, adecuadamente titulado The Last Hurrah .

    "Acá y en Buenos Aires tocaremos con una banda de músicos brasileños -adelanta por teléfono, desde Brasil-. ¡Todavía no los conocí! La banda con la que giro habitualmente está en Londres, pero los productores no siempre pueden llevarnos a todos, entonces viajo solo y me presento con músicos locales".

    -¿Le parece que hay músicos no jamaiquinos que tocan buen reggae?

    -Claro que sí. He tocado con bandas japonesas, con bandas italianas? Así que sí, hay muy buenos músicos de reggae no jamaiquinos.

    -¿Y por qué cree que se da ese fenómeno?

    -El reggae es una música muy contagiosa, de eso no cabe duda. ¿Por qué? Por su mensaje. El reggae roots habla del sufrimiento de la gente. Esa es su razón de ser. Y eso siempre ha gustado. Sea en Jamaica, en el Reino Unido, en República Checa o en Italia. El reggae es música étnica y la música étnica siempre ha sido oprimida por la industria, que sólo está interesada en los artistas norteamericanos e ingleses. Pero gracias al esfuerzo de artistas como Bob Marley, Peter Tosh, Jacob Miller, yo mismo, el mensaje se ha expandido.

    -¿Qué nos puede decir de la situación social en Jamaica por estos días?

    -Llevó un tiempo, pero Jamaica está superando de a poco sus problemas de violencia urbana. Nos estamos tranquilizando; los chicos se están entendiendo mejor. Jamaica es un paraíso, ¡no hay razones para que estemos mal, para que no nos escuchemos!

    De ayer y hoy

    -¿Y en lo que se refiere a música?

    -Esa no es una situación tan feliz. El dancehall tomó el lugar del reggae, con su mensaje negativo, violento, alejado de Rastari. Es una pena.

    -¿Entonces, la gente joven no escucha reggae roots en Jamaica?

    -¡Sí que escucha reggae! Los que no quieren saber nada son los dueños del negocio del dancehall, que reprimen al reggae roots, no le dan lugar. Pero la ironía es que los artistas de dancehall siguen grabando sobre los riddims (las bases originales) del reggae de los años setenta. Creo que el mejor reggae se grabó entre 1972 y 1976.

    -Justamente en esos años Lee Perry produjo su gran disco War Ina Babylon . ¿Cómo fue trabajar con él?

    -¡Grandioso! Lee Perry es un artista, no sólo un productor. Y sabe sacar lo mejor de cada músico. Desde aquellos tiempos nos hicimos amigos para siempre. Todavía nos vemos. ¡Aunque el hombre es un excéntrico, como todos saben!

    -Con un pasado tan brillante, ¿cómo se encara el presente?

    -Siempre estoy haciendo cosas nuevas. Pero es cierto que es difícil sacarse de encima el pasado cuando es tan positivo. Yo no reniego: en verdad, pensar en el pasado siempre me hace sonreír. Y también le saca una sonrisa a la gente, así que no tengo problemas con el pasado. Tocar treinta años la misma canción puede ser agotador, pero el público quiere los clásicos y hay que dárselos. Eso sí, siempre mezclados con las canciones nuevas.

    -¿Algo que quede pendiente después de estos años?

    -Girar por primera vez por Africa. Quiero hacerlo cuanto antes. Hace poco anuncié mi retiro de las rutas y me empezaron a llegar un montón de quejas y protestas desde Africa. "¡Usted no puede hacer eso, hombre! ¡Todavía no vino nunca a Africa!", me decían (se ríe con ganas). Ya he viajado mucho y quisiera relajarme un poco, ¡pero la gente no me deja!

     

    Daniel Flores