From Elvis In Memphis
Elvis Presley
La crisis de la industria discográfica guarda al menos un aspecto positivo para el comprador de música en formatos “antiguos”: en su intento por atraer a un público cada vez más acotado y disperso, los sellos se están esforzando por ofrecer más que lo habitual. Si fuera cierto que estamos ante los últimos tiempos del CD, hay que decir que la despedida es a lo grande y como para que perdure el mejor recuerdo.
Como en este caso, para el que Sony Music parece haber hecho todo lo que se podía hacer a la hora de vender discos de Elvis Presley, nada menos. La compañía acaba de lanzar la edición 40° aniversario de “From Elvis in Memphis”, uno de los mejores discos (el mejor, para muchos) que el Rey haya grabado, por performance, repertorio, producción y hasta banda acompañante (así fuera sólo por el bajo de Mike Leech). Registrado entre enero y febrero de 1969, canciones gigantes como “In The Guetto”, “Any Day Now”, “Only The Strong Will Survive” y “Long Black Limousine”, bajo la deslumbrante producción de Chips Moman, deberían bastar para que esto se interprete como una buena nueva.
Pero hay mucho más. La reedición consiste en un doble CD que, aparte de los doce temas del original “From Elvis...”, incluye los diez tracks de “Back In Memphis”, un segundo LP que en su momento se publicó con material de las mismas inspiradas y míticas sesiones de un Presley que, por un lado, volvía a casa y a sus raíces (después de demasiado tiempo en Nashville y Hollywood) y, por otro, se lucía en nuevo territorio soul y pop. Así, se suman “A Little Bit Of Green”, “The Fair’s Moving On” y la increíble “You’ll Think Of Me”, por ejemplo.
Y hay más todavía. El flamante paquete trae también no uno ni dos ni tres sino... ¡catorce! bonus tracks. ¿Material de descarte? No precisamente: “Suspicious Minds” (!!!) y “Kentucky Rain”, sólo por nombrar una pequeña muestra, están en todo caso entre lo más alto del legado de Presley. Todo, en un bonito packaging con libro de 24 páginas con fotos color y detalles de uno de los momentos más prolíficos y brillantes de Elvis, que llevaría a su grandilocuente, final, desembarco en Las Vegas.