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carnaval de barranquilla

  • Qué pasa en Barrankilla

    Barranquilla0209 042baja.jpg¿En qué se parecen los aeropuertos del cielo y del infierno? Fácil: en los dos te reciben con una cerveza bien helada. Mientras procesan la complejidad de semejante revelación, digamos que existe un tercer aeropuerto donde, mientras esperás recoger tu equipaje, te ponen en la mano una birra fría como Dios y el mismo Demonio mandan: el de Barranquilla, capital del Caribe colombiano y cuarta ciudad del país de Juan Valdez, justo a mitad de camino entre Santa Marta y Cartagena.

    Para mí fue toda una sorpresa. Estoy más acostumbrado a los oficiales de migraciones que varían de lo desatento a lo desagradable. Aunque es cierto que el vuelo en Avianca de una hora veinte desde Bogotá ya había dado algunas pistas del clima barranquillero. Para empezar, la mitad de los pasajeros venía tomando whisky, por obra y gracia de una promoción especial de la etiqueta local Old Sparr, u “OldSparcito”, como decía mi vecino de asiento. Y por algo bastante más Barranquilla0209 019baja.jpgcurioso aún: un concurso de chistes a bordo. Sí, el comandante organizó el certamen. Por el sistema de sonido, cantaba un asiento. Por ejemplo, “24 C”, y ahí le llevaban un micrófono al del 24 C para que contara un chiste. Si lo hacía bien (o mal, en realidad), se llevaba un premio, que podía ser una lapicera o una gorra Barranquilla0209 014baja.jpgcon el logo de la compañía aérea. Y así. Pasaron un par de chistes que no entendí y hubo otro anuncio, esta vez del piloto: “Tripulación, por favor suspender la actividad. Estamos iniciando el aterrizaje”.

     

    Barranquilla esperaba ahí abajo con 34 grados a la sombra y casi ni un árbol a la vista, pero, como ya se dijo, con una cerveza Aguila, además de bandas de tambores y trompetas por todo el aeropuerto. Es que son días de Carnaval y Barrankilla es, además de la tierra de Shakira, la capital del Carnaval colombiano. Es más, algunos (sobre todo los barranquilleros) dicen que este es el segundo carnaval en importancia después del de Río. La primera impresión no fue para tanto. Esta noche fue La Noche del Río, es decir un concierto libre y gratuito en la plaza del Museo del Caribe donde tocaron ocho bandas bien roots de distintos pueblos ribereños, es decir de la cuenca del río Magdalena, el más importante de Colombia, que desemboca en el Caribe justamente en Barranquilla, que es una ciudad moderna, desarrollada gracias al comercio y su Barranquilla0209 001baja.jpgestratégico puerto de mar y de río. Pero en La Noche del Río no habría mucho más de mil personas en un clima más bien familiar. Y eso que cerraría la velada Totó La Momposina, que sería algo así como la Miriam Makeba colombiana, es decir la voz más exportada de la música tradicional. Ví a algunos de los conjuntos, como Paito y Los Gaiteros de Punta Brava (acá las gaitas son gaitas negras, que suenan más a quenas que a bagpipes) y tomé algunas Aguilas más, a un dólar la unidad, y deambulé por ahí jugando un poco al Anthony Bourdain sin onda ni cámara de tv y me fui a dormir cuando en la plaza había cada vez más gente, alguna de ella portando hasta botellas de Oldsparcito. Quién sabe cómo terminó la cosa. Quién sabe cómo va a terminar.