Por Chikito, desde Chichester, UK
En el artículo de hoy me propongo muy brevemente contarles mi experiencia en esta prestigiosa carrera de bicicletas plegables, que una vez al año desde fines de la década pasada hace furor en el Reino Unido y también en varios otros países. Como queda en evidencia, es la primera vez que “corro” sobre dos ruedas, pero aún más importante, es también la primera vez que me propongo evitar por todos los medios que me roben la bicicleta (llevo tres en mi historial, dos allá y una acá). Así que ésta jamás, ésta la llevo al trabajo y la meto debajo de mi escritorio.
Luego de varios meses planeando un riguroso entrenamiento, finalmente llego el día de la competencia, con mucho sol, mucho calor y también algo de lluvia, infaltable en cualquier evento al aire libre. Las condiciones eran un tanto duras, pero hubo que adaptarse a las reglas y pedalear respetando el clásico “dress code” de Brompton: camisa, saco y corbata, con cualquier tipo de variación posible, hasta lo menos imaginable. Todo muy vistoso, incluyendo la largada al mejor estilo Le-Mans.
Las Brompton son ni más ni menos que el motivo y el elemento en común de una tribu urbana más. Ni la música ni nada en especial tiene mucha importancia, solo la necesidad de independizarse un poco del transporte público, agilizar el desplazamiento por la ciudad o simplemente divertirse. Y como escuché a alguien decir por ahí, participar en el Brompton World Championship es como ir a una convención de Elvis Presleys y sentirse uno más – ya nadie te va a mirar raro por las ruedas chicas, todos están en la misma.
Por supuesto que el entrenamiento del que hablaba quedó en los planes. Fue toda una ilusión que nunca ocurrió y sin dudas se comenzó a sentir mucho antes de completar la primera de las cuatro vueltas al circuito. Y al ser yo un inexperto absoluto, hubo detalles que fui descubriendo sobre la marcha – pequeñas cosas que van ocurriendo mientras el desgaste físico hace lo suyo; desde darme cuenta de lo eterna que se hacía cada vuelta, hasta la desmotivación que uno siente al ser pasado como si nada por los ciclistas más experimentados y/o entrenados. Y debo admitirlo, me pasaron tipos de más de 60 años… no solo eso, sino hasta mujeres de esa edad.
Así y todo, en el último tramo me propuse defender el honor. El objetivo era no dejarme ganar por la mujer de sombrero, medias caladas y tacos que tuve adelante todo el tiempo. Y lo logré, la sobrepasé en la recta final, en una reñida lucha de más de 40 metros… aunque lamentablemente no fue suficiente para mejorar mi pésima actuación. Si alguno quiere reír (o llorar), puede ver los resultados online. Está todo publicado en algún rincón de internet que por supuesto no develaré.
También hubo premios para los más elegantes. En la foto de abajo, los zapatos del merecido ganador…
Comments
Aguante Chikito, el año que viene tenés que correr con una remera de Satelite-IN-Blog
Quiero una bicicletas de esas! Congrats Esteban...
Daniel, remera no está permitido, pero podría reemplazar la corbata de Bob Marley que usé por una de S-in-B... hay que diseñarla.
Fatty, te regalo unos zapatos de estos, te van?
Se rumorea que le mexicaneaste la bici a LF.
Imposible, no se ni como se hace llamar por estos días!!!