De alguna manera, lo hicimos. No sé cómo, pero lo hicimos.
Llegué al aeropuerto de Madrid el viernes 24 a las 15. Me fui en subte (el aeropuerto de Barajas tiene su propia estación; el viaje cuesta 4,5 euros!) y después de unas 20 estaciones, dos comibaciones y 45 minutos bajo tierra emergí al barrio de Malasana, donde tocaríamos en el debut mundial (¿) de DF & Rumba Box esa misma noche. En el Groovie, un compacto bar como no hay en Buenos Aires, un mini bunker para melómanos donde sólo se pone música en vinilo, casi siempre a cargo de DJ hechos y derechos, en plan rock cincuentón, garage, surf, ska, soul, etc. Germán es el propietario y está casado con una argentina. Toni Face, capo del sello Liquidator y vecino del barrio, había coordinado todo.
La cuestión es que, así como bajé del avión, al rato estaba armando equipos y demases con los que serían la Rumba Box esa noche. De los cuatro, sólo conocía a Rudy King, claro, que se había encargado de formar el grupo. Y vaya que hizo un buen trabajo: Dr Jau, en guitarra (Le Grand Miercoles, Golden Singles), Tuco, en batería (Tasty Grooves) y Fernando en bajo (de la backing band ibérica de King Hammond); y el propio Rudy en guitarra y voz. Para mi sorpresa, sólo yo no los conocía, sino que ellos tampoco se conocían entre sí, salvo, otra vez, por Rudy, que era el factor común del asunto. En sólo un rato, entonces, tendríamos que conocernos Y tocar en vivo no uno sino dos shows!
Cabe aclarar que la misma noche, en Madrid, tocaba The Selecter y el Barcelona le ganaba al Athletic de Bilbao por tres a cero la final de la Copa del Rey. La ciudad estaba plagada de hinchas de ambos equipos, muy eufóricos y muy borrachos.
El armado derivó en un primer y único ensayo. Por suerte, además de único fue un ensayo más que alentador. Todos tocaban muy bien lo suyo, sabían los temas de “Todo hombre es una isla” y hasta los hacían sonar mejor. Probamos todo lo que pudimos hasta que nos pidieron dar puerta.
Llegó algo de gente, más que nada amigos, desde ya, y tocamos sin mayor previa. Para mi sorpresa, y creo que también la de los otros músicos, no sonamos nada mal (considerando las circunstancias, incluida la precariedad del bar para un show en vivo).
Para mi, era una situación rarísima. Siempre toqué en vivo en una especie de segundo o a veces incluso tercer plano, un lugar de cierta seguridad y, quién sabe, confort. Acá, en cambio, me ten[ia que hacer cargo y poner la cara por un repertorio que, en realidad, nunca había sido tocado en vivo, con músicos a los que acababa de conocer media hora antes. Todo esto, lejos de casa y a un par de horas de bajar de un avión y a un rato de subir al próximo.
Así las cosas, creo que el show salió adelante con dignidad. Los Rumba Box tocaron realmente bien. Rudy King tuvo un momento de gloria cantando Hard Man Fe Dead, de Prince Buster, con toda la onda y euforia de la que yo carezco irremediablemente!
Pero eso no era todo. En cuanto terminamos el octavo y último tema (hey, el show era gratis!), ya había dos autos esperando en la puerta del Groovie para llevarnos con equipos y todo a Cadena 3, acaso la radio más importante de la península ibérica.
Aquí, una crítica del show en un blog local...
(esta minigira continuará)